Hay hambre en Uruguay, con un Estado al servicio de las empresas privadas
UruguayPor Nicolás Centurión
¿Hay hambre en Uruguay? ¿Existe inseguridad alimentaria? El 15% de los hogares uruguayos están en riesgo o ya han caído en inseguridad alimentaria.
Al menos 590.000 personas se alimentaron menos y mal en el Uruguay, por motivos económicos. La población de Uruguay apenas los tres millones de habitantes.
La prevalencia de inseguridad alimentaria moderada y grave alcanzó el 21,5% en los hogares con menores de 6 años, mientras que la inseguridad alimentaria grave alcanzó el 3,8% de la población.
La desconfianza en la gestión del presidente Luis Lacalle ha tenido un crecimiento constante desde noviembre de 2021, incluso dentro de la coalición multicolor derechista de gobierno.
La última encuesta de Factum sobre la confianza en el presidente arrojó que, a octubre de 2022, 41% de la población confía mucho o bastante en el mandatario, 56% muy poco, poco o nada; 2% más o menos y 1% no sabe o no contesta.
El Estado al servicio de las empresas privadas
La voluntad de propiciar el lucro de grandes empresas privadas con el decreto del mes pasado sobre presentación comercial de los cigarrillos, cuya aplicación quedó en suspenso por decisión de la jueza María Elena Emmenengger y el proyecto Neptuno, para instalar en Arazatí una planta potabilizadora de aguas que se tomarían del Río de la Plata y serían suministradas al área metropolitana, caracteriza a dirigentes de la mayoría del Partido Nacional de Lacalle, pero no a toda la coalición de gobierno.
El interés gubernamental en este proyecto acuífero, impulsado por un consorcio privado, se ha visto acompañado por la postergación de otro que prevé la construcción de una represa en Casupá para reforzar el suministro de la empresa estatal Obras Sanitarias del Estado (OSE), y que ya cuenta con financiamiento.
Lacalle reconoció que el decreto sobre los cigarrillos le fue solicitado por la tabacalera Montepaz. El proyecto Neptuno fue discutido en la Cámara de Representantes, donde se señaló que, según los estudios disponibles, las aguas que se tomarían del Plata presentan problemas importantes de salinidad y floración de cianobacterias, que pueden agravarse.
Sobre las dos cuestiones mencionadas y sobre los límites a la forestación comercial en gran escala hay discrepancias en el oficialismo, que se expresó con una mayoría parlamentaria contraria a la posición de Lacalle, quien apeló al veto para prevalecer.
El pan que niega el gobierno
La realidad que quiere negar el gobierno, es que miles de uruguayos aún se alimentan en ollas populares mientras las exportaciones crecen mes a mes y el producto bruto interno sigue por el mismo camino. Crecimiento no es sinónimo de prosperidad para toda la población, y mucho menos de distribución de riqueza.
Es tan grave lo que pasa en el gobierno, con la extensión de pasaporte a un narcotraficante, la prisión del jefe de seguridad del presidente por múltiples delitos, el aumento del narcotráfico y de los asesinatos, que se corre el riesgo de perder de vista la gravedad de lo ocurrido con las ollas populares, por ejemplo.
Entre junio y julio de 2022, se entregaron un millón 807 mil porciones de comida en 542 ollas populares según la coordinadora popular y solidaria. El gobierno se empeña en atacar a las ollas populares como si fueran las causantes de la falta de alimentación y no las políticas de ajuste de la administración neoliberal de Luis Lacalle.
Lo paradójico es queel país produce alimentos como para 30 millones de personas, habitantes como de unos 10 Uruguay. Medio millón de trabajadores (35% de la población ocupada) ganan menos de 25.000 pesos (unos 600 dólares) por mes por 40 horas semanales de labor, informa el Instituto Cuesta Duarte de la central unitaria de trabajadores PIT-CNT, que agrega que hay 169.000 ocupados que no alcanzan ni siquiera a un sueldo de 15.000 pesos (364 dólares).
Entre los electores del Frente Amplio (FA), la cifra de desconfianza llega a 94%. En tanto, entre los electores de la coalición multicolor la confianza en el presidente se ubica en 72%, frente a 25% de desconfianza y 3% de “más o menos”.
Uruguay en 2021 rompió su récord de exportaciones en dólares (11.549 millones) y tuvo una recuperación económica poscovid manifiesta en un 7,7% de crecimiento del PIB en 2022 con respecto al mismo período de 2021. En 2021 el gobierno sobrecumplió sus propias metas fiscales, es decir, ahorró más del objetivo que se había fijado.
El aumento de la pobreza en el período 2019-2022 no fue una consecuencia inevitable de factores externos, sino el resultado de recortar recursos públicos a lo largo y ancho del Estado y de no realizar los esfuerzos adicionales, focalizados y perfectamente financiables.
Los datos del primer semestre de 2022 desnudaron el crecimiento de la pobreza entre niños y niñas menores de seis años. Isaac Alfie, director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), declaró: “Hemos pensado una explicación y no la tenemos”.
Es evidente que el ya famoso derrame, o, mejor dicho, la distribución socialmente justa del ingreso, no va a operar sin que el Estado intervenga deliberadamente. Harán falta más ollas y más sociedad civil organizada para tapar los baches y atender las urgencias, señala Ladiaria.
Lo que resulta inadmisible es que, en el momento de mayor turbiedad de este gobierno, cuando alcanza con abrir un diario para entender dónde están los elefantes, se venga a señalar con el dedo a un colectivo –como la hizo el ministerio de Desarrollo Social con la coordinadora de ollas populares- que cada día resigna su tiempo para dar la pelea junto a quienes menos tienen y más precisan, añade.
En un intento deliberado de querer sanear su imagen, Lacalle se pasea de inauguración en inauguración, concurre a entrevistas donde más bien parecen un homenaje en vida como en el American Forum Business e incluso se da el tiempo para concurrir a cumpleaños de 15 o reuniones sociales.
En un momento esas salidas tenían su efecto, pero el encanto se va perdiendo y hoy apenas cuatro de cada 10 uruguayo confían en él. Los escándalos internacionales que erosionan la confianza de la sociedad. sumado a que la heladera y el bolsillo no mienten, el presidente surfista empieza a hacer agua.
Nicolás Centurión. Licenciado en Psicología, Universidad de la República, Uruguay. Miembro de la Red Internacional de Cátedras, Instituciones y Personalidades sobre el estudio de la Deuda Pública (RICDP). Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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