Elizalde: “Algunos están en la lógica de perfilar su proyecto político particular: eso es legítimo, pero irresponsable”
NoticiasEl presidente del PS de Chile lamenta lo que define como “cultura de la división” en el Frente Amplio y enfatiza que es el momento de dejar las diferencias de lado y concentrarse en conquistar con unidad la convención constituyente. “Después podremos competir entre nosotros”, señala.
El presidente del PS, Álvaro Elizalde, lo dice con claridad: “Lo que está en juego es demasiado importante como para que primen los intereses particulares de los partidos o bloques”. Lo reitera con insistencia mientras analiza el escenario futuro de la oposición, al tiempo que sostiene que el Frente Amplio equivoca su apuesta política al empecinarse en derrotar electoralmente a la ex Concertación antes de esforzarse por avanzar con todos.
Esta semana se pareció sincerar el futuro político de la oposición. ¿Cómo lo ve?
La oposición tiene el desafío de transformarse en alternativa. Esa también es una responsabilidad, porque -en caso contrario- no se van a poder impulsar las transformaciones que los chilenos demandan. Vamos a insistir en la importancia de la unidad de la oposición, más aún cuando tenemos que enfrentar el proceso constituyente. Efectivamente, se han ido decantando ciertas posturas, pero no renunciaremos a nuestra voluntad de concurrir a un entendimiento con toda la oposición sin exclusiones de ningún tipo. Nuestro punto es muy simple: lo que está en juego es demasiado importante como para que primen los intereses particulares de los partidos o bloques.
¿Dónde están los responsables de los desencuentros? En el FA sostienen que el PS ha sido clave en jugar al ritmo de la DC…
Jamás hemos justificado ninguna forma de exclusión de ningún actor de la oposición. Hemos sido categóricos en que la unidad de la oposición tiene que ser con todas y todos, sin excluir a nadie. Estas declaraciones, buscando culpar a uno u otro actor, son inconducentes, porque al final lo que hay es el desafío de resolver la tendencia a la división de la oposición. Eso no obsta que creo que uno de los problemas que ha impedido una convergencia más decidida para una unidad opositora es que algunos actores consideran la división como virtuosa. Y más aún, que están en la lógica del perfilamiento de su proyecto político particular, individual. Y eso es legítimo, pero irresponsable. Nuestra propuesta es muy simple: construir una mayoría con vocación transformadora sobre la base de un proyecto constitucional compartido que se exprese en la convención constitucional. En caso contrario, vamos a farrearnos una tremenda oportunidad histórica.
¿No le parece que el FA ya pateó el tablero y cerró la puerta a ese entendimiento?
El FA ha tenido una conducta errática y equivocada respecto de la importancia de la unidad. El punto es qué es lo que queremos para Chile, si es que dejamos caer los brazos y dejamos de trabajar por la unidad opositora, lo que vamos a tener es una sobrerrepresentación del Rechazo en la convención constitucional y el costo no lo van a pagar los partidos de oposición, lo va a pagar el pueblo de Chile.
En el FA se plantea que lo que viene es una fuerte impugnación a los últimos 30 años de gobierno y Giorgio Jackson sostiene que no se puede hacer esa impugnación con quienes gobernaron parte importante de esos años. No sé cómo se salva esa definición…
Lamentablemente, hay quienes tienen la tesis de que aquí hay que resolver el liderazgo de la oposición, determinar quién es mayoría en la oposición. Nosotros creemos que hay que resolver quién es mayoría en Chile, porque si no cómo se impulsan las transformaciones. En democracia, y eso lo aprendimos con lo dolorosa que fue la dictadura, los cambios se generan construyendo mayorías. Y para eso hay que tener voluntad de entendimiento. Por cierto, las alianzas tienen que ser amplias, porque deben ser mayoritarias, pero con densidad transformadora. A veces por la amplitud se reduce la densidad transformadora, y a veces por mantener cierta radicalidad se renuncia a la vocación de mayoría. Pero nosotros no estamos aquí para hacer política testimonial o contestataria, sino que para cambiar Chile. Y para eso, entonces, tenemos que construir una mayoría
Hay una izquierda que señala que la ciudadanía no quiere cambios cosméticos, sino radicales y rápidos, y otra que sostiene que los cambios deben ser profundos, pero graduales y con amplios consensos sociales. ¿Dónde está el PS?
No veo una contradicción evidente en ambas tesis. ¿En qué sentido? Somos partidarios de cambios profundos y, por cierto, que el proceso constituyente tiene que hacerse cargo de los déficit de la transición. Pero también el proceso constituyente representa la oportunidad de poner fin al legado de la dictadura. Hoy existe la oportunidad de generar condiciones para una nueva forma de convivencia en Chile, basado en parámetros distintos de aquellos que se impusieron en la dictadura y que, lamentablemente, no fueron del todo desmantelados en las últimas décadas. Pero eso, eso solo es posible si construimos mayoría y, por tanto, si actuamos con sentido unitario. Cuando nos unimos el 88 en torno al No, lo que dividía a la oposición era mucho más dramático que lo que la divide hoy día y, pese a esa profunda diferencia, se actuó con responsabilidad, porque era necesario poner fin a la dictadura. Si alguien me dice que hoy día lo que hay que resolver es el rol que los distintos actores tuvieron en el proceso de transición, sin importar la necesidad de construir una mayoría para cambiar Chile, creo que nos estamos distrayendo del verdadero sentido del proceso constituyente.
¿Por qué la gente que mira con simpatía al FA o al PC o esos mismos partidos van a creer que ustedes van a impulsar cambios distintos a los que promovieron en los años en que gobernaron?
¿Se puede derrotar al mismo tiempo a los sectores conservadores y también a los sectores progresistas que tuvieron responsabilidad importante en los últimos gobiernos? Eso más bien es una opción de minoría, no una opción de mayoría en el país. Lo he señalado, eso te va a permitir resolver quién tiene mayoría en la oposición, pero no quién es mayoría en Chile. Hay quienes que parece que obvian que en Chile tenemos sectores conservadores con apoyo social, económico y electoral y que a ellos nos vamos a enfrentar por la vía democrática en el proceso constituyente. Estamos convencidos de que todo esto tiene sentido, si es que el acuerdo se forja sobre un entendimiento programático con densidad transformadora. Se trata no solo de construir mayoría para ganar una elección, se trata de construir mayorías para cambiar Chile.
Insiste en que hay espacio para un acuerdo programático desde la DC al PC…
Tenemos que darle la oportunidad al diálogo por la unidad. La DC es un actor fundamental de la política chilena. ¿Qué es lo que hemos señalado ? Que cualquier propuesta alternativa de gobierno tiene que ser sobre la base de un entendimiento programático. Y lo más importante, que los partidos que suscriben el programa después no pueden señalar, por ejemplo, que no lo han leído.
¿Es posible derrotar a la derecha sin la DC?
Es difícil. Creemos que hay que sumar la mayor cantidad de esfuerzos posibles y por eso hemos planteado que la unidad es sin excluir a nadie. No vamos a ser parte de aquellos que pretenden excluir al PC, pero también consideramos que la DC es un actor fundamental. Entonces sentémonos a conversar.
No hay que ser del Frente Amplio para darse cuenta de que la ex Nueva Mayoría fue una experiencia política fallida. El esfuerzo que hubo para transitar un camino común al final fue dinamitado desde dentro, más que por la derecha. Es razonable que ciertos sectores, como el FA, miren con escepticismo un acuerdo de esta naturaleza…
Por eso lo que hemos señalado es que este diálogo no es fácil, porque hay que restituir confianzas y estamos contra el tiempo.
Se le nota un poco voluntarista.
Sin duda. Nos sentimos predicando en el desierto. ¿Cuál es la alternativa? ¿Optar por proyectos de nicho que no van a consolidar las transformaciones que Chile demanda? Sería un gran regalo para los sectores del Rechazo que enfrentáramos la elección de convencionales con dos o más listas. Es renunciar a los dos tercios.
LA TERCERA