Guerra de las papeletas en Argentina: Javier Milei alimenta sin pruebas la hoguera del fraude
ArgentinaEl equipo del candidato de ultraderecha asegura que ha entregado menos boletas de las que le solicitan para evitar que se las rompan
La desconfianza de Javier Milei hacia el sistema electoral argentino es total. Sin evidencias legales que lo avalen, el candidato ultra a la presidencia denuncia ante los medios que en las elecciones generales del 22 de octubre hubo irregularidades “que ponen en duda el resultado”. Cuestiona así el segundo lugar que obtuvo con el 30% de los votos, por detrás del peronista Sergio Massa, que rozó el 37%. Con vistas a la batalla decisiva del domingo, Milei alimenta aún más la hoguera del fraude y ha chocado con la justicia electoral por un cambio de dinámica de última hora en los preparativos de los comicios. Su partido, La Libertad Avanza (LLA), ha entregado un número de papeletas muy inferior al previsto por las autoridades electorales en la mayor provincia del país, Buenos Aires. Ante el llamado de atención de la Junta electoral bonaerense, el equipo de Milei confirma que ha decidido retenerlas y distribuirlas a través de sus fiscales para evitar que sean destrozadas.
En Argentina cada partido es responsable de la impresión de sus papeletas, pero recibe importantes fondos del Estado argentino para hacerlo. Para la segunda vuelta, la cifra ascendió a 258,3 millones de pesos (unos 706.000 dólares al valor oficial) tanto para Milei como para Massa. Una vez impresas las papeletas, los partidos las envían a la Justicia electoral para que las reparta a través de la empresa estatal de correo y lleguen a cada colegio electoral. El cambio de rumbo tomado por LLA ha encendido las alarmas en la recta final de una tensa campaña.
La pelea estalló horas antes del debate televisado entre los candidatos. La Junta electoral bonaerense advirtió que LLA había presentado una cantidad de papeletas “sustancialmente menor” a la sugerida y que había incumplido el reglamento al hacerlo en cajas cerradas de cartón o en bolsas plásticas negras “que dificultan y demoran su control y verificación”.
En un comunicado, el organismo subrayó que, en muchos casos, la cantidad de fajos recibidos “no alcanza a cubrir todas las mesas de los municipios que se están procesando para su entrega en el correo”. Para hacer frente a ese problema, la Junta Electoral señaló que se vio obligada “a sacar fajos de las bolsas de contingencia, o inclusive restarlos de otros municipios de procesamiento posterior, para poder completar las mesas”. Según la Justicia electoral, el partido usó una maniobra similar en la capital argentina y en otras provincias, pero a una escala menor que la detectada en la provincia de Buenos Aires.
El equipo de Milei contraatacó. Aseguraron que el dinero recibido se destinó a imprimir papeletas, pero que muchas las guardarán ellos hasta el domingo. En su opinión, la única forma que tienen de garantizar que en todas las mesas de votación haya papeletas válidas de LLA es una fiscalización extrema. Si detectan que faltan en algún cuarto oscuro, sus fiscales las repondrán. “Se han impreso muchas boletas más de las que hacen falta, en las elecciones anteriores tuvimos muchas destrozadas y robadas”, dijo la candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel, tras el debate. “Nos las rompen”, coincidió la diputada electa Lilia Lemoine. El pasado 22 de octubre, Lemoine entabló una larga y tensa discusión con las autoridades de mesa que le querían impugnar el voto al haber salido del cuarto oscuro con un puñado de papeletas rotas de LLA.
La provincia más poblada
El blanco de los dardos ultras es la provincia de Buenos Aires, escenario de la mayor batalla electoral y el principal bastión del peronismo. Quien gane allí tiene casi asegurada la victoria a nivel nacional por concentrar el 37% del padrón, es decir, 13,1 millones de votantes. El 22 de octubre, Massa obtuvo 4,2 millones de votos, frente a los 2,5 millones obtenidos por Milei. Ambos se disputan ahora el apoyo de la tercera fuerza en esa elección, Juntos por el Cambio, que logró 2,3 millones de votos en Buenos Aires, el 24% del total.
El partido de Milei tendría que haber entregado un fajo de 350 papeletas por cada una de las 38.074 mesas electorales. En muchos casos, no llegaban a las 100. El apoderado de LLA, Santiago Viola, aseguró que el partido no ha incumplido ninguna resolución legal “y ha acompañado boletas para todas las mesas de votación en la cantidad que se estiman necesarias para el inicio de la elección”.
Sus fiscales irán provistos de papeletas y cuando detecten que ya no hay más, las repondrán. “Ejerciendo la libertad de elegir, y a los fines de evitar roturas, robos y sustracción de boletas, como los ocurridos a lo largo y ancho del país en las elecciones anteriores, hemos tomado la decisión de redoblar los esfuerzos a través de nuestros fiscales para que sean ellos quienes cuiden y repongan nuestras boletas cuando sea necesario”, agregó.
Las denuncias de irregularidades de LLA se limitan a la esfera pública y no han sido presentadas ante la Justicia. Por ese motivo, su rival peronista cree que se trata de una estrategia parecida a la que ya usaron Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil para sembrar dudas en caso de un potencial resultado desfavorable. “Me llama la atención que en la primaria, cuando el resultado favorecía a Milei, no había sospecha y en el balotaje, porque pueden perder, se instala la sospecha”, respondió Massa en una entrevista con EL PAÍS.
La segunda vuelta se celebra en vísperas del 40 aniversario del regreso de Argentina a la democracia. La fortaleza del sistema será puesta a prueba.
EL PAÍS