Estudio muestra grave discriminación hacia científicas chilenas
MujeresMás mujeres se titulan de carreras universitarias, representan el 44% de los titulados en programas de doctorado, pero menos de un tercio es parte de los académicos de planta en las universidades chilenas. Menos aún, sólo el 3% de las rectorías son ocupadas por mujeres.
La misma situación que se ve a nivel de empresas (donde sólo el 8% de los cargos directivos son ocupados por mujeres), se repite en el ámbito de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (conocido como STEM, siglas en inglés), donde independiente de sus capacidades, ser mujer les dificulta el camino.
El “Estudio sobre la realidad nacional en formación y promoción de mujeres científicas en STEM” (1.459 encuestas y 26 entrevistas a estudiantes de doctorado, académicos y directivos), preparado por la consultora Isónoma para la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt) y presentado ayer, concluyó que la brecha de género se agranda a medida que se avanza en la carrera académica y que los hombres lo perciben menos que las mujeres o lo ven como algo normalizado.
“Está la idea que si quieres ser competitiva tienes que dejar de lado la familia”, fue uno de los comentarios extraídos del estudio. Lo dijo una estudiante de doctorado y no está lejos de la realidad. Entre las encuestadas que ocupaban cargos directivos en el área STEM (13 de 70 encuestados), el 39% era soltera y el 54% tenía hijos, pero entre los hombres en el mismo cargo sólo el 9% era soltero y el 88% tenía hijos.
Karin Berlien, líder del estudio, señaló que mientras entre los estudiantes, el principal obstáculo para la vida académica son los recursos económicos (40% ellos y 37% ellas), en la Academia, la conciliación con la vida familiar pasa a ser el más importante para las mujeres (41%), aunque para los hombres siguen siendo los recursos económicos (34%). Ya entre los directivo ambos dicen que ninguno (28% y 39%), porque en el caso de las directoras, se entiende que ya optaron por renunciar a la vida familiar y, por lo tanto, el problema no existe. Aunque el 31% también señala que, a esas alturas, el poco reconocimiento de los pares todavía es un obstáculo.
En otra percepción en que hombres y mujeres no concuerdan es en la velocidad de la carrera. Mientras para la mayoría de ellos (57%) avanzan con igual rapidez, ellas (76,8%) señalan que los hombres avanzan más rápido. Cuando se trata de medidas pro igualdad también hay diferencias: el 69% de las mujeres está de acuerdo en crear becas especiales, mientras el 54% de ellos lo está. Y en el caso de los cupos especiales, el 37% de ellas adhiere y el 72% de ellos, no.
“Hay una alta valoración de generar políticas en torno a la igualdad de género, para que más mujeres se integren, sin embargo, es una alta valoración como política pública, pero cuando lo coloco en mi facultad, en mi universidad, empiezo a ver qué significa: colocar ley de cuotas, es decir, que no le pondré más sillas a la mesa, al contrario, tengo que sacar a alguien de la mesa y ese alguien es hombre. Cómo lo reparto”, señaló la ministra de la Mujer y la Equidad de Género, Claudia Pascual, que agregó que la reflexión se da en varios ámbitos.
Acoso y discriminación
“Hay profes que son bien violentos a veces para pedir las cosas y siempre que llaman a una chica a la oficina le dicen ‘no te pongas a llorar ni te pongas mujercita’… y ahí tuvimos que hacer un llamado de atención, porque siempre sacaban a relucir eso que la emoción dificultaba o entorpecía el trabajo de la mujer en ciencias”, señala otro testimonio de una estudiante de doctorado.
Entre ellas, el 39% dijo que sus competencias académicas habían sido cuestionadas por aspectos de su vida personal (versus el 17% de los hombres), el mismo porcentaje había recibido piropos o galanterías con alguna connotación sexual, el 9%, propuestas sexuales no deseadas y el 16%, contactos físicos indeseados.
En todos los niveles restantes (directoras y académicas) un tercio ha sido cuestionada. En el caso de las directivas, el 54% ha recibido piropos o galanterías con alguna connotación sexual, mientras en los hombres bordea el 10%.
“Si yo denuncio, claro, es como hacer justicia y lo voy a superar, pero mato mi vida académica, una mujer que aún está pensando seguir la carrera científica, jamás denunciaría un acoso sexual”, dijo una académica encuestada.
Ante esto, la ministra Pascual dijo que es un ámbito en el que hay que hacer más conciencia. “Para erradicar y terminar la violencia contra las mujeres hay que denunciarla, visibilizarla y conversarla. Dar espacios”, dijo y agregó que están abiertos a trabajar con universidades y espacios académicos para generar protocolos en estos casos.
La Tercera