El #8M representa la lucha por la paridad y contra la violencia machista
MujeresRosa Luxemburgo sintetizó en una frase la lucha de toda una vida: “por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” (1871-1919).
Mujer, judía y polaca nacida hace un siglo y medio, sufrió en carne propia múltiples discriminaciones. Ese derrotero que desde siempre y hasta hoy sufrimos las mujeres de una forma u otra.
Somos millones las mujeres de todas las edades, todos los sectores sociales y de todas partes, que tomamos las calles cada #8M para terminar con brutales agresiones y ancestrales desigualdades:
#En sufrir violencia – En lo que va del año han ocurrido 4 femicidios y 4 tentativas de feminicidio, que conozcamos. Incontables casos de abuso sexual de niñas y niños, explotación sexual de adolescentes, redes de trata. Seguimos escuchando excusas para no implementar juzgados multimateria que den la respuesta más integral posible y eviten la re estigmatización de las mujeres, tal como mandata la Ley de violencia hacia las mujeres basada en género (N19.580).
#En el trabajo-Reconocimiento de trabajo no remunerado que realizamos las mujeres, que en nuestro país es el doble de tiempo que el que dedican los hombres; de la brecha de remuneración salarial para tarea de igual valor; de la corresponsabilidad en el hogar y de la necesidad de un sistema de cuidados que de valor a la tarea habitualmente invisibilizada (como tal no remunerada) liberando tiempo para desarrollos personales.
#En la economía – Las mujeres podríamos incrementar un 13% el producto bruto interno en nuestro país si no existieran las dificultades para el ingreso al mercado de trabajo y si las tareas que llevamos adelante tuvieran una remuneración igual para tarea de igual valor que los varones. Los ingresos de las mujeres se reducen después de tener su primer hijo y no se recuperan.
#En los espacios de representación – A nivel político retrocedimos en el Ejecutivo y en el Parlamento seguimos siendo de los más rezagados de la región, tampoco en otros ámbitos de decisión económica, sindical, académica las mujeres han podido romper el techo de cristal. Es importante reconocer que las mujeres en nuestro país tienen en promedio mayor formación que los varones y que en la base de cualquiera de los sectores que se considere participan decididamente, pero a medida que se sube en las pirámide organizacional disminuye nuestra representación. Otro ejemplo del que tomamos conocimiento al celebrarse el pasado 11.02 el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia: nuestras científicas representan más del 50% de los investigadores, sólo 20% ocupan cargos de mayor reconocimiento y reciben un 26% menos que sus compañeros varones.
Estamos convencidas de la necesidad de una representación paritaria en todos los espacios de la sociedad, para lo cual deberán seguirse desarrollando estrategias y alianzas que lo hagan efectivamente posible.
#En las consecuencias de la pandemia – Las mujeres hemos estado en la primera línea de combate: en el personal de salud somos mayoría, en la educación sin duda y en los cuidados también. También hemos sufrido las mayores consecuencias, quienes tienen trabajo debieron- en muchos casos- hacerlo de manera remota sin recibir por ello ningún apoyo especial, sumando la ayuda a la educación a distancia de los hijos. La tasa de participación de las mujeres en el mercado laboral retrocedió una década durante la pandemia. Quienes sufrieron violencia debieron permanecer con los violentos durante largos períodos encerrados. Que el “sagrado inviolable” como lo llama nuestra Constitución a los hogares haya sido un infierno para muchas, no es novedad. Que los registros del Ministerio del Interior no den cuenta de esta situación -frente a la imposibilidad de concurrir por parte de esas mujeres a efectivizar las denuncias- tampoco es novedad. Por eso, que se diga desde el oficialismo que la violencia doméstica y de género disminuyó es inaceptable.
Transformar y deconstruir la sociedad patriarcal es una cruzada que suma mujeres valientes a lo largo de la historia, anónimas en su inmensa mayoría. Las mujeres frenteamplistas en el Congreso de 2016, logramos la definición de fuerza anti patriarcal y anti racista. Sin dudas celebramos tanto los avances a la interna de la fuerza política así como las transformaciones en ese sentido logradas en los 15 años de gobierno nacional. Este período de gobierno arrancó poniendo la marcha atrás.
Quienes libramos la lucha por la igualdad somos conscientes del largo camino que aún falta recorrer para alcanzar una sociedad verdadera y tangiblemente integradora, y eso solo será posible con una democracia paritaria.
* Cardióloga | Senadora de la República (2000 – 2020) | Presidenta del Frente Amplio (2012 – 2015) Secretaria General del Partido Socialista (2016 – 2019)
PS URUGUAY