Boric y la derecha entre la crisis económica y la negociación de la Constitución
ChileDurante los próximos días los distintos actores del régimen político chileno deberán tomar una serie de decisiones respecto al futuro institucional de chile y su nueva Constitución negociada. Mientras tanto el Gobierno debe sortear una crisis económica que deteriora las condiciones de vida de la población trabajadora y una popularidad de Boric que continua en picada.
Tras el triunfo del Rechazo en el plebiscito sobre el nuevo texto constitucional, el Gobierno de Boric ha venido dando muestras de moderación y de acercamiento a la oposición de derecha y a las instituciones del régimen político. Sin duda, los últimos gestos ocurrieron este último fin de semana durante las Fiestas Patrias de Chile en las que el presidente participó por primera vez del Te Deum en la catedral de Santiago, besando la mano del arzobismo de la iglesia católica y previamente rindiendo pleitesía al Ejercito chileno durante la parada militar de las Fiestas.
Con esta simbología, Boric espera que su Gobierno haya dado muestras de fidelidad al régimen político para lograr avanzar en un acuerdo constitucional que le permita superar el «impasse» que provocó la derrota del Aruebo a principios de mes.
Al resultado del plebiscito, ya le había seguido un cambio de gabinete en el que Boric mostró la moderación a la que estaba dispuesto para negociar con los distintos actores de régimen, aunque sigue estando en una posición minoritaria en el actual Congreso, situación que sectores derecha aprovecha para subir la apuesta a la espera de que la agenda política centre la atención de la población en otros temas y así diluir sin costos la perspectiva de un cambio constitucional.
Sin embargo, seguir forzando y estirando los tiempos de la resolución hacia una nueva constituyente y texto constitucional, también puede tener consecuencias para la derecha.
En esta jugada arriesgada, las directivas de los partidos de la derecha tradicional como Chile Vamos, coinciden en que ellos también pueden salir perdiendo si no se logra otorgar una solución al progresivo desgaste, como consecuencia de la crisis política que se arrastra hace más de una década. Además, las perspectivas económicas del Gobierno, con una inflación que crece más allá de lo proyectado, puede terminar fortaleciendo electoralemten a alternativas como el Partido de la Gente, cuyo populismo de derecha aparece más atractivo que las viejas consignas neoliberales (por mucho que sus políticas también lo sean) o de cualquier otra alternativa «antipolítica» que pudiese surgir.
Por tanto, pese a que utilicen los ánimos de la extrema derecha de boicotear un nuevo proceso constitucional, la derecha tradicional es consciente que requiere de un acuerdo tanto como Boric, pero aprovechan su posición de fuerza para negociar en los términos que les convenga, para que este nuevo proceso sea aún más restringido que el que habilitó el 15 de noviembre de 2019 y que culminó con la victoria del Rechazo.
El desgaste de la figura de Boric, sin embargo, tiene más que ver con los rasgos de la crisis del régimen presidencialista (lo que algunos analistas denominan parlamentarismo de facto), que se arrastra desde el Gobierno de Bachelet y que se acentuó tras la rebelión de 2019 bajo el Gobierno de Piñera. Así las cosas, la derecha sabe que de no encontrar una solución que de conjunto permita sortear la crisis, los movimientos telúricos que comienzan a desarrollarse en lo profundo del país pueden llevarse puestos al sistema de conjunto.
Como ya decíamos más arriba, el problema económico es uno de los principales dolores de cabeza de palacio, y es identificado como el principal factor del descontento de la población con el gobierno de Boric. En ese marco es que el presidente inicia su gira a Nueva York en el marco de la asamblea general de las Naciones Unidas, con el objetivo de continuar ensayando las viejas recetas neoliberales de ofrecer un país tranquilo y con certezas para que los empresarios ganen sin impedimentos y así atraer «inversión» al país.
Sin embargo, hay bastante escepticismo de que dicha gira traiga resultados concretos o provechosos, dado que los analistas económicos continúan observando que la situación en Chile se mantiene de mínima con altos grados de incertidumbre por la incapacidad del régimen político de procesar de manera exitosa el descontento de la población.
La coalición gobernamental, Apruebo Dignidad, se encuentra en un laberinto de recriminaciones internas fruto de la desmoralización producida por la derrota. Buscando abrazar a la vieja Concertación para no ahogarse y mantener a flote el Gobierno, parecen estar renunciando a generar ninguna reforma mínima al sistema. La reforma previsional, y tributaria se mantienen en stand by , y menos se habla de promesas como la de condonar el CAE (prestamo estudiantil). La derecha ha buscado también poner freno o alterar sustancialmente el contenido de estas reformas utilizándolas como moneda de cambio para las conversaciones constitucionales.
Así, tras las Fiestas Patrias se viene una nueva discusión del presupuesto nacional el que a todas luces ya indica que será mucho más exiguo que el actual, lo que inevitablemente anuncia que el descontento continuará incrementado sobre todo si continúan los niveles de inflación que dada la situación internacional, no tiene muchas luces de amainar prontamente.
LA IZQUIERDA DIARIO