Alumnas y profesoras chilenas se ponen de pie y dicen ¡basta! al acoso sexual
MujeresAlumnas y profesoras universitarias protagonizan estos días una intensa campaña para erradicar el machismo de las aulas de Chile tras darse a conocer un un historial de acoso sexual por parte de algunos académicos.
«Hemos estado en silencio frente a una violencia naturalizada. Ahora que hay más conciencia queremos decir que estamos hartas, que no queremos más violencia en nuestro entorno. Ya basta», dijo a Efe la historiadora Hillary Hiner.
Hace unos días, más de cien mujeres docentes de Historia se hicieron oír con una declaración pública de rechazo a la misoginia, al machismo y al abuso de poder que viven a diario «en muchas instituciones, lugares de trabajo e incluso dentro de la familia».
«Hubo un tiempo en el que el abuso y las relaciones basadas en el poder eran algo fácilmente aceptado. Estas prácticas nacieron con la creación de las universidades», agrega Hiner.
Esto, a raíz del relato de una joven que hizo estallar las redes sociales y los medios de comunicación en el que contaba cómo durante años fue hostigada por su profesor universitario, un hombre al que ella admiraba.
«Él me manipulaba a su gusto y yo, por razones que todavía no entiendo, lo permitía. Era tan carismático y jugó tan bien con mis sentimientos que no me di cuenta de la mierda en que estaba metida», relató al semanario The Clinic María Ignacia León, estudiante violentada por el docente de la Facultad de Historia y Filosofía de la Universidad de Chile Fernando Ramírez.
La noticia se compartió y se volvió viral en cuestión de minutos, y mientras algunos se deshacían en mensajes de apoyo, otros aludían a la conducta «provocadora» o «sugerente» de ciertas mujeres hacia los hombres para justificar la vulneración sufrida por la alumna.
«Ahora muchos hombres dicen que sienten vergüenza por no haber alzado la voz cuando fueron testigos de algún abuso, opero hay otros que consideran que esto es una exageración, que no es para tanto», comenta Hiner en relación a la conducta de los hombres frente a las acusaciones de violencia de género.
De acuerdo con las últimas cifras entregadas por el Ministerio del Interior en 2013, una de cada tres mujeres chilenas ha sido víctima de violencia física, sexual o psicológica, es decir tres millones de mujeres.
En el mundo, un 35 % de las niñas y mujeres sufre algún tipo de violencia física o sexual a lo largo de su vida, un porcentaje que en algunos países se eleva hasta el 70 %.
«Existe mucho miedo cuando una mujer se enfrenta a una situación de acoso. El temor impide denunciar y eso es lo que controla estas relaciones de poder, sean de tipo sexual o no», considera la académica de la Universidad de Concepción y partícipe de la declaración firmada Gina Inostroza.
Según esta profesora, es difícil aportar una cifra que indique el nivel de acoso sexual que las estudiantes viven dentro de las universidades, «porque son muchas instituciones, estatales o privadas, y no hay certeza de que todas las denuncias sean de público conocimiento».
En 2015, la Secretaría de Sexualidad y Género de la Universidad de Chile registró doce denuncias de alumnas por acoso, abuso, violación u otro tipo de demostración de violencia de género; sin embargo, las autoridades reconocen que existe una «temida cifra negra» de situaciones no denunciadas.
En marzo pasado, la Universidad de Chile publicó un manual para combatir el acoso sexual interno con el fin de «iniciar un sumario administrativo contra el funcionario que sea imputado» y que, de aprobarse la veracidad de los hechos, quedará vetado para trabajar en el ámbito público durante cinco años, como le sucedió al académico Fernando Ramírez.
«Ésta es una señal positiva, un caso excepcional. Jamás había escuchado de un profesor expulsado en esas condiciones en Chile», asegura Hiner.
El último informe de la ONU detalla que a nivel mundial, un 40 % de las mujeres víctimas de violencia busca ayuda. De ellas, la mayoría recurre a familiares y amigos, y sólo un 10 % llega a instancias judiciales.
«Todas las prácticas sociales violentas están entrelazadas se alimentan del machismo, el patriarcado y el poder. La lucha feminista es algo que está tomando fuerza y que no podemos dejar a medio camino», concluye la académica.
EFE