Fidel Castro no murió, solo hubo «desaparición física», según el régimen cubano
NoticiasEl pasado día 25 se cumplió un año de la muerte de Fidel Castro. Pero no para el régimen cubano. En los medios oficiales únicamente se habla de su «desaparición física», pero en ninguno asoma la palabra muerte o fallecimiento.
En una forma de deificación de la figura del líder de la revolución, el castrismo quiere perpetuar su presencia entre los cubanos más allá de su defunción. Ese proceso de exaltación de Fidel Castro, como un espíritu que pervive en el pueblo cubano bajo el manto protector del socialismo estatal, ya comenzó durante los nueve días de duelo que siguieron al óbito del dictador.
Su hermano Raúl anunció con solemnidad entonces: «Hoy 25 de noviembre de 2016, a las 22.29 horas de la noche, falleció el comandante en jefe de la Revolución cubana, Fidel Castro».
Sin embargo, ya en los días siguientes se empezó a omitir las palabras muerte o fallecimiento y a sustituirla por la expresión «desaparición física». «Fidel vive en nosotros» o «todos somos Fidel» eran algunas de las frases hechas que los medios oficiales ponían en boca de dirigentes y fieles para subrayar esa especie de inmortalidad que se le atribuye.
En esa escrupulosa elección de las palabras, en la Televisión Cubana se pudo ver a los presentadores del informativo comentar que no podían dar los «buenos días» a los espectadores tras el deceso del comandante en jefe, por lo que tendrían que decir «saludos», según recogió la web Cubanet.
Así mismo, se organizó una procesión de sus cenizas desde La Habana a Santiago de Cuba, en un recorrido de cerca de mil kilómetros, para que se le rindiera homenaje a su paso antes de que los restos se despositasen en el cementerio de Santa Ifigenia.
Ahora que se ha cumplido el primer aniversario del fallecimiento de Fidel Castro, que ha venido prácticamente a coincidir con las elecciones municipales celebradas este domingo, el esfuerzo propagandístico por su exaltación casi divina se ha reactivado con fuerza.
La imagen de Fidel Castro ha aparecido en los últimos días en numerosos carteles por las calles de la isla y este domingo se ha podido ver junto a las urnas en los puntos de votación. Así mismo, la prensa orgánica recogía abundantes panegíricos de su persona.
El régimen, en el que el Partido Comunista es el único permitido, defiende que la revolución es la que «dio el derecho al voto» a los cubanos, como señalaba estos días un artículo en la web del diario Granma, órgano oficial del partido, precisamente.
En Juventud Rebelde, otro de los periódicos alineados con el gobierno, se recuerda que Fidel Castro sostenía en 1993: «Nosotros no copiamos, sino que elaboramos ideas sobre cómo debían ser las elecciones en nuestro país».
El primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel, al que se apunta como sucesor de Raúl Castro en la presidencia si deja el cargo el próximo febrero como anunció, señaló tras depositar su papeleta que este domingo se votaba «por la revolución, la patria, el socialismo y por todo a lo que aspiramos como nación» y, según la web del diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista, agregó: «En un día como hoy, yo estoy pensando en Fidel. Es una jornada inolvidable y la significación, se va por encima incluso de lo que es el voto, va unida a los sentimientos y a la huella que dejó Fidel».
También el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, se encargó de recalcar que el «legado» de Fidel Castro «está presente en estas elecciones».
En una velada organizada para conmemorar el aniversario de la «desaparición física del comandante en jefe», el presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), Raúl Palmares, proclamó que «Fidel no se ha ido, se quedará siempre en el inmortal del hombre nuevo que hoy se forma en las aulas».
Esta idolatría hacia Fidel Castro instigada por las autoridades contrasta con el propio deseo del líder revolucionario, que, según dijo su hermano Raúl en el homenaje póstumo que se le brindó en Santiago de Cuba, rechazaba «cualquier manifestación de culto a la personalidad» y no quería que su nombre se utilizara para dar nombre a instituciones o espacios públicos ni que se levantaran monumentos o estatuas en su honor.
«Yo diría que la Revolución cubana sin Fidel Castro no existe. Él fue el centro de ese proceso político, quizá demasiado autoritario, demasiado mesiánico», afirmó a Efe el historiador cubano Enrique López Oliva, que estudió en el colegio Belén de los jesuitas con el dirigente comunista en los años 40 y luchó en la clandestinidad contra el régimen de Fulgencio Batista. Sin embargo, reconoce: «Se está creando una apología de Fidel Castro, como una religión, lo que da una visión distorsionada. Indiscutiblemente fue un revolucionario que cambió todo, pero no fue un dios», afirma.
ABC Internacional