La incógnita de la participación en las primarias de la izquierda: ¿llegará a los 2.000.000 de electores?
ChileLas primarias que celebrará la izquierda chilena este domingo para definir a la candidatura presidencial de su sector que competirá en noviembre ocurren en un contexto sin precedentes. Por primera vez, estas consultas internas, que convocan voluntariamente a los militantes de sus partidos y a los ciudadanos independientes, se dan bajo un sistema electoral que desde 2022 funciona con inscripción automática y sufragio obligatorio en los comicios nacionales, como las municipales, parlamentarias y las presidenciales. Este factor de acostumbramiento a ejercer el derecho a voto en los comicios, sumando a la creciente competitividad que existe entre las candidatas Carolina Tohá, socialdemócrata, y Jeannette Jara, comunista, ambas exministras del Gobierno de Gabriel Boric, dan luces de que se puede esperar una alta participación. Los otros dos candidatos -los diputados Gonzalo Winter, del Frente Amplio de Boric, y Jaime Mulet, de la Federación Regionalista Verde Social– corren con amplia desventaja, según las encuestas.
El pacto Unidad por Chile, la coalición que reúne a los ocho partidos que respaldan al Gobierno de izquierdas de Gabriel Boric, se puso como meta llegar a los dos millones de electores. La socióloga y politóloga Marcela Ríos, estima que el rango puede fluctuar entre los 1,7 millones y los 2,2 millones, aunque aclara que no es fácil dar una cifra por lo inédito del contexto. “La evidencia internacional muestra que cuando la gente vota dos o tres veces seguidas, tienden a seguir votando”, apunta la directora regional para América Latina y el Caribe del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA Internacional). Desde que se restableció el voto obligatorio en 2022, los chilenos ya han votado en siete oportunidades.
Las primarias que celebró en 2021 la coalición Apruebo Dignidad, en las que compitió el comunista Daniel Jadue, y el entonces diputado frenteamplista, Gabriel Boric -quien resultó vencedor-, movilizó 1.750.000 votantes, una cifra que se tiene como referencia en el oficialismo. Los partidos de la izquierda tradicional realizaron en aquella oportunidad una consulta ciudadana para definir a su candidatura que apenas alcanzó los 150.000 electores. El otro referente son las primarias presidenciales de la Nueva Mayoría en 2013, donde participaron las formaciones de izquierda desde el Partido Comunista hasta la Democracia Cristiana, y lograron convocar a más de 2,1 millones de electores. La socialista Michelle Bachelet logró un aplastante triunfo con el 73% de los votos.
El analista político René Jofré advierte que las emociones que había en juego en las primarias de Apruebo Dignidad en 2021 eran más fuertes que las que hoy se ven. “Lo más probable, según las encuestas, es que la derecha gane las presidenciales. La primaria de la izquierda es la de los que no van a ganar, y no ha logrado tener un atractivo político fuerte como para que se esté jugando algo. La gente tiene que sentir que se juega algo”, señala y apunta que, tanto en 2021, como en 2013, los votantes de izquierda sentían que estaban eligiendo en la primaria al próximo presidente de Chile, porque la derecha tenía pocas opciones de llegar a La Moneda. Y efectivamente Bachelet y Boric ganaron las primarias y luego las presidenciales.
Las primarias suelen atraer al votante duro. En la izquierda, el partido que tiene más afiliados es el Frente Amplio (60.500), seguido por el Partido Comunista (44.900), y en tercer lugar el Partido Socialista (43.900), según cifras del Servicio Electoral del pasado mayo. El sociólogo e investigador electoral Axel Callis plantea que a la mitad del padrón, que son los más politizados, ahora hay que sumarle a los nuevos votantes, a los domesticados. “Va a haber una contribución de ese mundo, la pregunta es de cuánto. Si antes votaban por bloque [en las primarias] 1,7 millones, hay que ajustarlo a mucho al alza. Los 3,3 millones de votantes que nunca había sufragado y que ahora ya lo han hecho siete veces están completamente integrados. También ocurre que como los vocales de mesa son obligatorios, la gente puede creer que las elecciones también lo son”, sostiene.
Además de la participación, otra de las grandes interrogantes de las primarias es a qué candidatura favorece más el que más o menos gente acude a las urnas. La campaña en las primarias comenzó con Tohá como favorita, pero con el paso de las semanas Jara se ha impuesto. Desde la centroizquierda algunos creen que mientras menos gente vote, más favorecida sale la opción comunista. Otros, que depende de dónde vienen los sufragios. Si la Región Metropolitana de Santiago y Valparaíso salen en masa, por ejemplo, puede favorecer a Jara y Winter, ya que en esas grandes metrópolis se concentra su voto duro. Mientras que si hay una alta participación proveniente de otras regiones, la candidata del Socialismo Democrático sería la beneficiada. Para algunos, si acude una masa significativa a las urnas se diluye el efecto militante.
Callis afirma que la alta participación normalmente favorece a quien va punteando en las encuestas. En Chile está prohibida la difusión de sondeos 15 días antes de las elecciones, pero lo último que se vio es que Jara, quien ha hecho una buena campaña y le ha mordido varios puntos al candidato del Frente Amplio, empata o supera a Tohá. Andrés Couble, secretario general del FA, cree que las elecciones están “totalmente abiertas”. “Las encuestas tienden a entregar una foto del momento que es muy variable. En esta época en 2021 decían que el próximo presidente era el candidato Joaquín Lavín, [de la derecha tradicional] o [el comunista] Daniel Jadue y ambos perdieron en primarias”, señala.
Para los analistas, que las primarias del domingo convoquen a menos de los 1,7 millones que acudieron a la disputa Jadue-Boric es un mal resultado. Primero, porque esta vez son ocho partidos de la izquierda los que convocan, no dos, y el Socialismo Democrático debería aportar al menos medio millón de papeletas sin dificultad. Segundo, porque ven muy improbable que la candidatura que resulte ganadora con una baja participación sea capaz de llegar a la segunda vuelta. Ahora, si no alcanzan el millón de electores, hay quienes creen que la izquierda debería buscar una nueva candidatura. Y no descartan que vuelvan las presiones para que sea Michelle Bachelet.
EL PAÍS