Michelle Bachelet: la consejera discreta
ChilePaz Radovic y Martín Browne
Luego de cuatro años fuera, el sigiloso arribo de la expresidenta a Chile ha estado marcado por las instalaciones propias de volver a casa, reuniones con amistades y también encuentros reservados. El más importante de esos, una reunión con el Presidente Gabriel Boric ad portas del cónclave oficialista.
Fue un par de días antes del esperado cónclave del oficialismo en Cerro Castillo, el primer gran cara a cara entre las coaliciones después de la derrota del plebiscito. Las relaciones entre el Socialismo Democrático y Apruebo Dignidad estaban quizás en su momento de mayor tensión.
Esa tarde, sin cámaras, el Presidente Gabriel Boric llegó hasta la calle Julia Bernstein, en La Reina, para conversar con la expresidenta Michelle Bachelet, quien arribó de vuelta a Chile el 21 de octubre, dispuesta a volver a echar raíces entre sus amigos y su familia. Su visita es una más del estilo Boric, quien suele conversar con distintas personas sobre el momento político del país.
La conversación quedó entre mandatarios, pero el resultado del cónclave del 6 de noviembre en el Palacio Presidencial de Viña coincide con la preocupación que Bachelet ha transmitido desde su llegada a su entorno más cercano, en términos políticos: que la clave para el gobierno y su agenda de los próximos tres años descansa en la unidad del oficialismo, por lo que es necesario deponer las fricciones internas.
Chile nos necesita unidos y nuestra alianza de Gobierno tiene que estar a la altura. Hoy junto a nuestro gabinete, parlamentarias/os y partidos oficialistas, nos reunimos para seguir avanzando en el trabajo articulado con el foco puesto siempre en las urgencias de nuestro pueblo. pic.twitter.com/lCjBsFccUY
“Chile nos necesita unidos y nuestra alianza de gobierno tiene que estar a la altura. Hoy junto a nuestro gabinete, parlamentarias/os y partidos oficialistas, nos reunimos para seguir avanzando en el trabajo articulado con el foco puesto siempre en las urgencias de nuestro pueblo”, publicó el Presidente Boric en su cuenta de Twitter el día de la reunión con los partidos. Una reflexión similar a las que hicieron las ministras de su gabinete político, Carolina Tohá, Ana Lya Uriarte y Camila Vallejo, las dos primeras representantes del bacheletismo profundo, quienes aseguraron estar unidas en torno a un propósito.
El mensaje sobre la importancia de una alianza de gobierno lo ha reiterado el Presidente. Incluso desde Tailandia, donde participa de la Cumbre de la APEC, llamó a alinearse tras ese objetivo luego de que Apruebo Dignidad pidiera al gobierno que mantenga congelado el precio del transporte público:
“Esto no es un tema de Apruebo Dignidad o de una coalición u otra. Nosotros somos una alianza de gobierno, y lo que yo les manifiesto a todos los partidos y parlamentarios que nos apoyan, es que es importante que nos comportemos como tal”, dijo Boric.
Estar en casa
La relación del Presidente con Michelle Bachelet no es nueva. De hecho, uno de los hitos de la campaña presidencial de Boric fue su larga visita, también a la casa de La Reina, cuando ella vino a Chile desde Ginebra en diciembre del año pasado. Ese encuentro fue decisivo: se dio justo antes de la segunda vuelta presidencial, donde se divulgó una foto de ambos en la casa de la expresidenta, en una reunión que habían sostenido la tarde del 12 de diciembre. La imagen significó una muestra de la complicidad entre ambos, la cual se oficializó dos días después, cuando Bachelet aseguró en un video que no daba lo mismo por quién votar. “Por eso yo voy a votar por Gabriel Boric”, dijo Bachelet.
Desde la estadía de diciembre que la expresidenta comenzó a dar las primeras señales de su regreso definitivo a Chile. Quienes conocen a la exjefa de Estado comentan que en esa visita ya había transmitido que quería volver y que hacía falta estar en su casa.
Por eso, no sorprendió que el 13 de junio lo anunciara oficialmente: “Es hora de volver a Chile y estar con la familia”, fue el mensaje que entregó a través de su cuenta de Twitter, tras confirmar que no buscaría un segundo período de cuatro años en la ONU como alta comisionada para los Derechos Humanos. Su tuit rápidamente causó reacciones en el mundo político. La primera de todas, la respuesta del Presidente Boric: “¡Bienvenida de vuelta!”, le contestó desde su cuenta.
El anuncio de Bachelet se daba ad portas de culminar su gestión en Ginebra, la cual no había estado exenta de críticas: en mayo, durante su visita a China, Estados Unidos y otros organismos internacionales resintieron que la exmandataria no hubiera hecho suficiente contra los supuestos abusos de derechos en Xinjiang.
Luego de su anuncio en Twitter, el 21 de julio concretó un corto y sigiloso paso por Chile en plena campaña para el plebiscito del 4 de septiembre. Aunque en un comienzo no estaba claro a qué venía, más tarde se supo que había sido para, entre otras cosas, grabar su aparición en la franja del Apruebo junto a un grupo de vecinas en la comuna de Quinta Normal. Y aprovechó de juntarse con Boric.
“Cantamos Pablo Milanés”, dijo el Presidente, quien hizo referencia a la canción que Bachelet usó para apoyar la propuesta constitucional -’No es perfecta, mas se acerca a lo que yo siempre soñé’, había dicho la exmandataria.
Pero más allá de esa pista, el encuentro se hizo en total hermetismo, al igual que el vínculo de confianza que han cultivado Boric y Bachelet durante este año. Según cuentan conocedores de la relación, ambos se escriben incluso para saber cómo está el otro.
“Siempre que viene la Presidenta en algún momento yo estoy totalmente disponible para conversar con ella, en función de sus tiempos, ella viene como ciudadana y a mí me sirve mucho conversar con ella por la experiencia. Así que es algo que buscaré”, sostuvo Boric por ese entonces, antes de la reunión.
Tres meses después y sin anuncios oficiales, Bachelet aterrizó en Chile el 21 de octubre. Un arribo silencioso, que ha estado marcado por encuentros reservados, reuniones con amistades y las instalaciones domésticas propias de volver al país de origen luego de haber estado cuatro años fuera.
Apenas transcurridos tres días de su vuelta, una de las primeras reuniones que sostuvo fue con su círculo de confianza y grupo de trabajo en su fundación, Horizonte Ciudadano: el presidente del directorio y exjefe de asesores del Segundo Piso durante su segundo mandato, Pedro Güell; la directora exjefa de prensa de Bachelet, Haydée Rojas, y Xavier Altamirano, actual director ejecutivo de la fundación. Ese día, también estuvo la presidenta del Partido Socialista (PS), Paulina Vodanovic.
Sin embargo, su primera aparición pública no fue hasta la tarde del miércoles 9 de noviembre. Lo hizo en medio del lanzamiento del libro Urgentes mensajes del planeta Tierra: la ecología integral como nuevo paradigma de justicia, escrito por su colaboradora Haydée Rojas y María Ester Roblero. Ahí, Bachelet presentó la publicación:
“Son muchas las razones que me hacen sonreír por estar en el lanzamiento de este libro. Por un lado, me recuerda que estoy en Chile, de forma definitiva, para asentarme en mi tierra, en este lugar, con una naturaleza tan singular, tan difícil de separar de nuestra historia y de nuestros sueños. Yo tenía ganas de estar en casa”.
Ese día conversó con Gabriel Roblero, provincial de la Compañía de Jesús en Chile, y con Antonio Delfau, ex director de la revista Mensaje, quienes eran parte de los organizadores del evento. Saludó también a exconvencionales como Benito Baranda, se sacó fotos y habló de la crisis socioambiental y ecológica que vive el planeta, además de desigualdad y justicia social.
“Como expresidenta les digo, es importante que pensemos en el futuro que estamos construyendo. No creo que seamos capaces de dejar todos los problemas resueltos. Son altamente complejos y toman mucho más tiempo de lo que quisiéramos. Pero si hay una misión que podemos dar a los jóvenes: debemos dejarles las acciones correctas en movimiento y tratar de acelerarlas, de darles la urgencia necesaria. No tenemos derecho a dejar una crisis desatada sin un conjunto de alternativas viables”.
La ciudadana Michelle
La nueva vida de Michelle Bachelet en Chile ha sido todo menos expuesta. Desde que aterrizó, ha intentado retomar de a poco su normalidad sin ser presidenta ni alta comisionada de los DD.HH., sino que una ciudadana más.
Jueves 02 de Nov 2017 Esta mañana se inauguró la Linea 6 del Metro de Santiago, esta nueva linea conectara cerrillos con providencia en 20 minutos aprox. En la imagen la presidenta Michelle Bachelet sube a uno de los vagones de la nueva linea 6 para realizar el primer recorrido del tren.
Así, sus rutinas han vuelto a ser las que tenía antes de irse a Ginebra: ha vuelto a salir los domingos, cerca del mediodía, a comprar a los locales de la Av. Carlos Vildósola, en La Reina. Su recorrido parte en Cavas, su tienda de vinos favorita, donde conoce a la dueña, Francisca Ide, quien la atiende personalmente. La última vez que fue, hace tres semanas, llegó junto a tres escoltas. Quienes estaban en el local le dieron la bienvenida de vuelta a su barrio. Lo mismo hicieron en la pastelería del frente, Coquelicot, donde también son frecuentes sus visitas a pedir el mousse de chocolate, el cheesecake o la torta de panqueques, que son los tres productos que más suele comprar.
Quienes han visto a la exmandataria cuentan que estos meses estará abocada a instalarse en su casa, la que, según ha comentado, quiere volver a pintar. Esta sigue resguardada por un carabinero de turno y está a pocos metros de la casa de su exnuera Natalia Compagnon y de sus dos nietos. Desde ahí, sale a menudo, aunque nunca caminando, sino que siempre en auto y acompañada de sus escoltas. De hecho, la primera semana de noviembre incluso viajó a Valdivia -donde además vive Pedro Güell-, volviendo el viernes 4 a Santiago.
Además de su instalación, Bachelet también se ha juntado con sus amistades, entre las que cuenta su exjefa de gabinete Ana Lya Uriarte, actual ministra secretaria general de la Presidencia. También ha visto a su exministro Francisco Vidal y su señora, María Inés Maturana, quienes forman parte de un estrecho círculo de amigos que incluye a otros exmiembros de su gabinete, como Nicolás Eyzaguirre y Helia Molina, y también otras figuras como el exmiembro del Consejo de Defensa del Estado Carlos Mackenney, con quien también se ha reunido. Son esas personas a quienes, antes de irse, solía juntar en su casa para celebrar las fiestas de fin de año, además de sus hijas y primas. Por lo que no descartan que esa tradición se vuelva a retomar ahora con su llegada.
Sus planes a futuro aún no están claros. Desde la Fundación Horizonte Ciudadano afirman que ella actualmente no tiene un cargo oficial, y desde que vive en Ginebra, les ha dado un espacio para que desarrollen y avancen de manera autónoma. Desde que llegó ha estado yendo a menudo a trabajar a la oficina de la fundación, la cual se cambió en octubre a la exsede del Partido Liberal, en la calle Capitán Fuentes, Ñuñoa, lo que fue manejado con discreción.
-La relación con la presidenta ha sido constante y fluida siempre. Ahora está viniendo más seguido a la fundación, porque aquí está su oficina. Hasta el momento, ella ha insistido en respetar estas autonomías pero nosotros tenemos el mayor interés de que ella pueda involucrarse en nuestros temas y estamos en esas conversaciones. Ella está viendo cómo puede contribuir y está, sin apuro, pensando dónde poner sus energías para el próximo año -dice Xavier Altamirano, actual director ejecutivo de Horizonte Ciudadano.
Lo que sí está claro a corto plazo es que Michelle Bachelet seguirá manteniendo su silencio. En su círculo aseguran que por ahora no dará entrevistas ni aparecerá públicamente hasta, al menos, después de las fiestas de fin de año.
Un cercano lo resume así: “Discreta, como a ella le gusta, la presidenta hablará cuando tenga algo que decir”.
LA TERCERA