Petro lidera el regreso de Venezuela a los organismos regionales
América LatinaEl presidente de Colombia y Maduro anunciarán que el Gobierno chavista volverá a integrar el sistema interamericano de derechos humanos que abandonó Chávez abruptamente
El encuentro de este martes en Caracas entre Nicolás Maduro y Gustavo Petro ha sido medida al milímetro. Petro no quiere mostrarse ante el mundo como el mandatario que legitime al Gobierno chavista sin contraprestaciones y por eso se ha acordado que ambos presidentes anuncien durante el encuentro el regreso paulatino de Venezuela a los organismos de control de la región. Se trata de uno de esos gestos de buena voluntad que Washington esperaba de Maduro para continuar el deshielo inesperado entre ambos países. Colombia, socio de las dos naciones, quiere jugar el papel de mediador. Por el momento, Venezuela regresará al sistema interamericano de derechos humanos, como Petro le pidió al sucesor de Hugo Chávez hace dos meses.
Las relaciones entre Colombia y Venezuela han adquirido velocidad de crucero, pero no ha sido hasta que Maduro ha aceptado hablar de integrarse a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) —un organismo internacional al que puedan recurrir las víctimas venezolanas que no hayan recibido un juicio justo en los tribunales locales— que Petro se ha prestado a visitar Caracas. La foto entre ambos se ha hecho esperar. El presidente Petro aterrizará acompañado del embajador colombiano ante la OEA, Luis Ernesto Vargas, toda una demostración de la importancia que tiene en esta reunión el regreso venezolano a los sistemas de control. Hace tres semanas, Vargas iba a reunirse con Maduro en Caracas, pero se tuvo que cancelar el encuentro porque el embajador no contaba con las vacunas contra la covid y no pudo salir de Estados Unidos.
El regreso a la mesa de negociación de México también será uno de los temas que discutirán los presidentes. Joe Biden, el presidente de Estados Unidos, y Petro tienen prisa con este asunto y desean que Maduro anuncie lo antes posible que la delegación chavista se vuelve a sentar con la oposición para tratar de buscar una salida a la crisis venezolana. En México las partes trataban de llegar a un acuerdo sobre la fecha en la que se deben celebrar las elecciones presidenciales de 2024 y los organismos internacionales que harían de garantes. Se abriría un escenario en el que Maduro competiría por la presidencia en igualdad de condiciones —muchos consideran que se trata de algo imposible con el chavismo— con un candidato elegido en unas primarias por la oposición. Los opositores, ahora mismo divididos y enfrentados, tendrían algo más de un año para unirse en un frente que pueda derrotar con todas las circunstancias en contra al chavismo.
El regreso de Maduro al sistema interamericano es un gesto importante. La CIDH es el organismo responsable de recomendar y promover el respeto de los derechos humanos por parte de los Estados miembro. La Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) se encarga de juzgar a los gobiernos cuando los informes no son suficientes o no han hecho caso a las recomendaciones que se les hizo previamente. El sistema tiene una comisión como filtro previo para la Corte, que está en Washington. Allí también se encuentra la OEA, que es la institución principal de todo el sistema interamericano que Hugo Chávez denunció en su día. El comandante forzó su salida en 2013, después de que la propia institución denunciara el deterioro de la democracia en Venezuela. Petro considera que estos son unos primeros pasos que devuelven al país vecino, aunque sea mínimamente, a la senda democrática.
El Gobierno de Maduro ha sido muy cuestionado por su poco respeto a los derechos humanos. Un informe reciente de la ONU concluyó que en una red de casas clandestinas de Venezuela se torturó a opositores por órdenes del Palacio de Miraflores, la residencia presidencial. El escrito señala directamente a Maduro como responsable de dar las directrices para cometer estos delitos de lesa humanidad. El chavismo calificó el informe de panfleto.
EL PAÍS