La campaña electoral de Brasil se cuela en Chile: Boric cita al embajador en Santiago por los ataques de Bolsonaro
ChileDurante el debate presidencial, el brasileño acusó a su homólogo de “causar incendios en el metro” durante las revueltas de 2019
La campaña por la presidencia de Brasil se ha colado en Chile. En el Gobierno de Gabriel Boric no cayó bien que el brasileño Jair Bolsonaro acusara a su par chileno de “causar incendios en el metro” durante las revueltas callejeras de 2019. La Cancillería en Santiago citó al embajador de Brasil y le entregó una nota de protesta a lo que consideró “unas declaraciones gravísimas y absolutamente falsas”. “Lamentamos que en un contexto electoral se aprovechen las relaciones bilaterales y se polaricen a través de la desinformación y las noticias falsas”, dijo la ministra de Exteriores, Antonia Urrejola.
La acusación del presidente Bolsonaro al presidente Boric fue realizada durante el primer debate electoral de la campaña, celebrado en São Paulo el domingo por la noche. Exactamente, durante los dos minutos de consideraciones finales de los que dispuso cada candidato. El mandatario de extrema derecha dijo que Boric “practicaba actos de causar incendios en el metro allá en Chile” en un discurso que iba primordialmente dirigido contra su principal adversario, Luiz Inácio Lula da Silva.
Y es que el presidente brasileño decidió dedicar sus palabras finales a criticar a Lula por sus alianzas o afinidades pasadas o presentes con otros líderes latinoamericanos. Tras destacar su estrecha relación con los venezolanos Hugo Chávez y Nicolás Maduro, Bolsonaro recordó al argentino Alberto Fernández, la calamitosa situación económica en su país y que visitó a Lula mientras estuvo en prisión. También dijo que el colombiano Gustavo Petro va a liberar drogas y presos y que el nicaragüense Daniel Ortega “persigue cristianos, detiene a curas y expulsa a monjas”. Bolsonaro, que esgrime desde hace años un discurso anticomunista y detesta todo lo que huela a izquierdas, no ha asistido a la toma de posesión de ninguno de sus homólogos progresistas.
Las relaciones diplomáticas entre Chile y Brasil están en mínimos desde que el izquierdista Boric llegó a La Moneda el 11 de marzo pasado. Bolsonaro fue de los pocos presidentes de América Latina que no participó la investidura, celebrada en la ciudad de Valparaíso, donde está la sede del Congreso. Y Brasilia aún no concede el beneplácito para que el embajador designado por Boric en Brasil, Sebastián Depolo, pueda asumir su cargo. La portavoz de La Moneda, Camila Vallejo, admitió que el diálogo entre los Gobiernos no es el mejor, pero recordó que ambos países “son hermanos”. “La utilización política de las relaciones bilaterales en base más a mentiras, a falsedades, tergiversaciones dañan efectivamente las relaciones”, se quejó Vallejo.
Las revueltas sociales de octubre de 2019 iniciaron con ataques simultáneos a las líneas del metro de Santiago, protagonizados por estudiantes de secundario que se oponían al aumento del boleto. La revuelta tomó rápidamente la calle, en una ola de violencia que amenazó incluso la continuidad del Gobierno de Sebastián Piñera. Boric era entonces un diputado y ex dirigente estudiantil que apoyaba las protestas, pero que no participó de incidente alguno. Más tarde, puso su firma al acuerdo político que permitió el inicio del proceso para redactar una nueva Constitución que remplace a la vigente, aprobada durante la dictadura de Augusto Pinochet.
Los ataques de Bolsonaro llegan en la etapa final del proceso constituyente, cuando faltan seis días para que los chilenos aprueben o rechacen en un referéndum vinculante y obligatorio el texto presentado el 4 de julio pasado por una Asamblea de mayoría progresista.
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