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Unas 1.600 militantes de la fuerza progresista que gobernó el país entre 2005 y 2020 se reunieron en Montevideo sobre diversos temas que preocupan y debatieron cómo transversalizar la perspectiva feminista para terminar con las desigualdades.

Encontrarse es una promesa que se concreta. Organizado en tiempo récord por la Comisión Nacional de Género, Feminismos y Diversidad del Frente Amplio (FA), el fin de semana del 29 y 30 de julio se desarrolló en Montevideo el primer Encuentro de Feminismos de esa fuerza política. Fue una convocatoria abierta que reunió a 1.600 militantes mujeres, varones y trans de los 19 departamentos del país e incluso viajó una delegación de Buenos Aires.

El encuentro se cerró con la propuesta de que el Frente se defina “feminista” (¿en un próximo Congreso nacional de esta coalición de izquierda, quizás?). Las militantes saben que el camino no es fácil ni lineal, saben que deberán fortalecer sus argumentos, como lo han hecho desde el primer encuentro de la Comisión de Mujeres del FA, tras su fundación en 1971. Tienen presente que no es la primera batalla interna que dan en pos de sumar perspectivas de lucha: solo por mencionar resistencias recientes, en 2016 tuvieron que dar una fuerte batalla para llegar a que el Frente se defina “antirracista” y “antipatriarcal”.

“Sin izquierda no hay feminismos y sin feminismos no hay izquierda”, dijo la vicepresidenta del FA, Verónica Piñeiro, durante la apertura en un Club Platense colmado. “A las izquierdas nos preocupan y nos ocupan las desigualdades —continuó—. Por eso, centramos nuestros esfuerzos en crear las condiciones que permitan tener sociedades más prósperas, más justas, más solidarias y más equitativas”. El domingo al mediodía, cuando las referentes cerraron el Encuentro en la calle, Piñeiro fue concreta: “Seamos también feministas”.

Patricia González, presidenta de la Comisión de Género, remarcó que las tensiones entre los feminismos y la izquierda iban a estar presentes en los intercambios, y que eran bienvenidas, siempre considerando en “tensar sin romper”. Y detalló que estas tensiones son “de forma y de contenido”. La tensión “de forma” —explicó— tiene que ver con cómo militar “con una organización horizontal y participativa” dentro de una organización política “burocrática y jerárquica”. Sobre la tensión de contenido, señaló la “contradicción principal” que se arrastra desde hace décadas sobre “si es más importante la clase o el género y cómo se intersectan las luchas contra las desigualdades”.

Identificar las limitaciones en la participación de las mujeres dentro del Frente “tiene que hacernos replantear cómo se construye nuestra ciudadanía y cómo vamos a dar las discusiones programáticas sobre todos los temas —continuó Patricia—, cómo vamos a leer las desigualdades en la pobreza, el trabajo, las tareas de cuidados, todos los temas tienen que ser mirados desde ahí”.

Tanto González como el Presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, remarcaron que la paridad será una parte central de las discusiones programáticas y que hacia allí va la fuerza política de cara a las próximas elecciones en 2024. Pereira remarcó el desafío de “ser coherentes con lo que escribimos”, para que el Frente sea antipatriarcal y antirracista “arriba y abajo del estrado”.

Esto puede ser de otra manera

En la tarde del sábado y la mañana del domingo se desarrollaron en distintos locales del FA quince mesas de diálogo y talleres sobre ejes tan diversos y complementarios como: la incorporación de la perspectiva feminista y antirracista en el FA y en el sindicalismo, la creación de espacios de militancia libres de violencia de género y acoso, el desafío de construir otras masculinidades y formas de ejercer el poder, las maternidades feministas, el ecologismo, la participación intergeneracional y de personas con discapacidad, la descentralización, la cultura como herramienta de construcción y transformación, bajo la expectativa expresada por Patricia González de que “hacer de una manera diferente es abrir puertas”.

La integrante de La Comité, Jenny Segovia, dijo que “hay que visibilizar que para muches el feminismo es la puerta de entrada para nuestra fuerza política. Por eso queremos un FA que se declare feminista y que apueste a la transformación desde adentro, profundizando la horizontalidad en los espacios de participación política”.

El feminismo no solo es “la puerta de entrada” para muchas militantes frenteamplistas, sino que también implica prácticas que hacen que muchas se queden cuando, a pesar del desencanto, el desgaste, la falta de respaldo en ciertos planteos o la dificultad de ser escuchadas y validadas en este tipo de organizaciones mixtas. El feminismo es “lo que nos salva”, como dijo la militante comunista Tatiana Antúnez en la mesa de diálogo sobre Violencia de género en el FA.

Esa mesa fue una de las más concurridas. Pudo verse mucho interés en mejorar las respuestas desde los comités de base de todo el país cuando una compañera denuncia a otro compañero por situaciones de violencia de género. Referentes históricas del FA como Liliana Pertuy y Margarita Percovich historizaron estrategias de respuesta que el partido ha tenido para abordar la violencia machista internamente. Pertuy, que integra el Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio, donde analizan las denuncias y deciden qué camino seguirán, remarcó que el FA es un partido político, “no una ONG”, por lo que exhortó a las presentes a revisar qué tipo de situaciones caracterizan como violencia política basada en género, que son las situaciones que este tribunal puede abordar. “Falta analizar cada hecho que se desea denunciar para saber si se enmarca en la violencia generalizada de las relaciones interpersonales militantes o si está dirigida hacia una persona, claramente por su género”, sintetizaron.

Antúnez manifestó su preocupación por cómo tratar estos casos “sin reproducir el punitivismo y otras formas de hacer justicia que no nos gustan o con las que no acordamos” y a la vez expresó la carga y la culpa que suelen sentir quienes están en las áreas de Género de partidos o comités que, al no ofrecer respuestas claras, concretas o insatisfactorias con las denunciantes, son responsabilizadas por la impunidad en la que quedan las denuncias.

Otra preocupación, que expusieron tanto las oradoras como las militantes que hablaron al finalizar la exposición de la mesa, fue cómo preservar la privacidad y confidencialidad de las denunciantes. En ese sentido, señalaron que pasaron de tener decenas de denuncias “cajoneadas”, a ser tomadas en cuenta en la actual Presidencia del FA pero, al ser abordadas en instancias como el Plenario Nacional, se terminó sabiendo quién denunciaba a quién, generando una revictimización.

Para mejorar la respuesta, desde la Comisión de Género están evaluando reformar el protocolo de actuación o modificar los estatutos, que “son lo único que se respeta en el FA”, dijo Percovich. “Si leyeran los reglamentos no nos llegarían las denuncias que nos llegan”, agregó.

Otras militancias son posibles

Los espacios de cuidados fueron claves para la organización del Encuentro, con un muy buen encuadre por parte de los animadores responsables, registrando el nombre de la niña o niño que se quedaba allí, el de la persona adulta a cargo (obvio que la mayoría -¿o todas?- eran madres) y el detallesobre en qué taller estaría cada mamá, explicando que les niñes no podían ir y venir, sino esperar a que volvieran a buscarles. Hubo niñas felices de ir a este espacio, llegaban con sus madres y enseguida se sacaban el abrigo, se despedían y corrían a jugar. No fue un “rincón infantil”, fueron espacios pensados para las infancias: algo que se retomó en la mesa de diálogo sobre Maternidades Feministas, como lugares necesarios para tener en cuenta y replicar en locales de militancia y en otras instancias de encuentros frenteamplistas.

Sabrina Martínez, comunicadora y educadora sexual, madre de dos niñas, participó en la mesa de maternidades y contó a LatFem que las participantes intercambiaron sobre las limitaciones que representa ser madres para participar en política, por el tipo de organización que el partido brinda, con horarios de reuniones imposibles de cuadrar con el trabajo de cuidados y porque “en lugar de ver la potencia de un sujeto que cría y materna, se nos sigue viendo desde la fragilidad”.

Si bien se habló de la dificultad para ‘elegir’ ser madres, de lo demorada que se toma esa decisión muchas veces para fortalecer un camino profesional y de militancia, Martínez también subrayó en la ronda que “elegir ser madres no te exime de la opresión” y sugirió pensar en “crianzas feministas”, no solo en mapaternidades. “Los cuidados son responsabilidades colectivas, indistintamente de quiénes gestan”.

Sabrina también dinamizó junto a la maestra Elisa Michelena un taller de Educación Sexual Integral, que encabezó la cantidad de inscripciones. “Hubo mucho interés, muchas preguntas sobre cómo tener más herramientas para trabajar ESI en los comités, y también mucha autocrítica sobre los conservadurismos que todavía hay en la izquierda para apoyar estos contenidos en las currículas escolares, para pensar nuevos modelos de familia y perspectivas desde la diversidad”.

Otro taller concurrido fue el de Masculinidades. Si bien la invitación al Encuentro era abierta a toda la militancia, sin discriminación de género, hubo resistencias y rechazos a la participación de varones por entender que se podían generar espacios poco seguros para algunas militantes “por tener que compartir con abusadores o violentos”, dijeron a LatFem. Otras, en cambio, creen que “hay que cambiar la idea de que el masculino es el enemigo”. Algunas participantes pidieron que se considerara que los compañeros también son víctimas del patriarcado y algunos militantes propusieron extender talleres sobre nuevas masculinidades y espacios de reflexión junto a Varones por la Igualdad en comités de todo el país.Sumar la perspectiva feminista de manera transversal en las bases programáticas del FA, que ya se están discutiendo y asentando en documentos, para analizar y abordar las desigualdades en un eventual próximo gobierno, ya es un hecho para militantes históricos como el economista socialista (ex ministro de Salud y de Desarrollo Social) Daniel Olesker. El ex funcionario dijo a LatFem que “abordar la desigualdad de género de manera transversal es una prioridad para un futuro gobierno del Frente Amplio, en especial en las cuestiones de empleo y vivienda, que afectan más a las mujeres que a los varones”.

Durante el cierre del encuentro, el domingo al mediodía, sin estrado, frente a la sede la Huella de Seregni, la sensación de estar viviendo un momento potente de compañerismo, sororidad e intercambio fue expresada por muchas militantes en saludos, en abrazos, en comentarios como el de una joven de Florida, que dijo que se volvía a su ciudad “nutrida de saberes, de experiencias, de formas de militar que me llevo para compartir con otros; especialmente, cómo trabajar lenguaje inclusivo y pensar en las disidencias”.

El Presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira felicitó la masiva participación, que tuvo oportunidad de mostrar a un asesor de Bernie Sanders con quien mantuvo una reunión el sábado, en medio de la jornada en el club Platense. Pereira dijo que estas jornadas fueron una muestra de que siempre que las mujeres se encuentran “transforman la realidad”, y valoró que el FA esté “lleno de mujeres con ganas de animarse a gobernar”. “Estamos volviendo”, aseguró el ex dirigente sindical. A lo que rápidamente las presentes respondieron cantando: “Vamos a volver” y le sumaron “Hay que agitar, hay que agitar, un Frente Amplio feminista y popular”.

LATFEM