BLOG

Roy Cortina

El 28 y 29 de junio de 1896 se realizaba en Buenos Aires el congreso constituyente del Partido Socialista. La nueva agrupación, que nacía en una Argentina finisecular que se insertaba en el sistema capitalista mundial, imprimiría desde entonces su impronta sobre la política, el mundo del trabajo y la sociedad, a través de una vasta actividad política, cooperativista, sindical y cultural.

A partir de su fundación, y bajo el liderazgo de Juan B. Justo, se presentó en elecciones signadas por el fraude hasta que, pese a éste, y en función de un cambio coyuntural en el sistema electoral, en 1904 fue elegido Alfredo Palacios por el distrito de La Boca, transformándose en el primer diputado socialista de América.

Ya con la ley Sáenz Peña, llevará a sus principales figuras al Congreso, entre ellos Enrique Del Valle Iberlucea al Senado. Por entonces, el socialismo ha irrumpido con un nuevo lenguaje y una agenda renovada en un anquilosado parlamento nacional, dando lugar a una legislación social de avanzada que constituía un verdadero “nuevo derecho”.

Desde su nacimiento, centró su accionar en el perfeccionamiento de la democracia y la defensa de los desprotegidos, aportando a la política argentina una práctica coherente fundada en la honestidad del “manos limpias y uñas cortas» de Juan B. Justo y en la lucha por la igualdad y la libertad que llevaron adelante varias generaciones de socialistas. Por su parte, la labor incansable de Alicia Moreau por los derechos civiles y políticos de las mujeres marcaron un camino que hoy vemos plasmado en el vigoroso movimiento feminista.

En esta larga historia la sociedad ha cambiado, y el socialismo, con sus luces y sus sombras, ha venido cambiando con ella. En tiempos donde el mundo se transforma aceleradamente y el país atraviesa una profunda crisis estructural y multidimensional, debemos tener la inteligencia para entender no sólo que los nuevos problemas exigen respuestas renovadas, sino también la humildad para saber que no tenemos todas las respuestas porque no hay soluciones individuales a los problemas colectivos. Por eso, sin renunciar a la construcción de un partido más representativo, tenemos hoy la obligación de aportar ideas para el cambio que el país necesita.

El Partido Socialista nunca ha sido un fin en sí mismo, sino un vehículo para las aspiraciones de cambio, poniendo siempre en primer plano a los ciudadanos y los intereses del país, dialogando, escuchando y practicando una forma de hacer política alejada de la crispación.

El Partido Socialista no tiene patrones ni dueños, tampoco debería tener exégetas ni guardianes de una pretendida pureza ideológica que no es tal. Así ha sido históricamente, y debemos velar porque continúe en ese camino como un partido plural y cauce para ideas transformadoras.

El socialismo es el partido de los hombres y mujeres que, a lo largo y ancho del país, trabajan y sueñan con una sociedad más democrática, justa y libre. Es una organización que debe estar al servicio de los ciudadanos, abierta, transparente, participativa, y promotora de un diálogo sin perjuicios que permita la construcción de grandes consensos para mejorar la calidad de vida de los argentinos.

A 125 de su nacimiento, la magnitud de los desafíos de este país que tanto nos duele, y el hecho de que las convicciones que nos inspiran están intactas, siguen haciendo de su existencia una necesidad, lo que nos alienta a continuar esta larga historia aportando a la construcción de un futuro distinto.

Roy Cortina es dirigente nacional del Partido Socialista y Vicepresidente 3º de la Legislatura CABA

CLARÍN