Bolivia es el tercer país del mundo con más mujeres en un parlamento
MujeresUno de los indicadores utilizados por la Organización de Naciones Unidas (ONU) para medir la promoción hacia la igualdad de género de cada país, es el porcentaje de mujeres que ocupan escaños parlamentarios, ubicándose Bolivia como la tercera nación del mundo, después de Ruanda y Cuba, con mayor número de representantes en el Legislativo.
En este sentido, la vocal del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Lucy Cruz Villca, expresó que el país se mantiene a la vanguardia en cuanto a paridad y diversidad, al cumplir con el 49,7 por ciento de mujeres en cuanto a candidaturas de diputaciones y senadurías para las elecciones generales del próximo 20 de octubre.
La representante de ONU Mujeres en la nación sudamericana, Violeta Domínguez, destacó la inclusión de las féminas en espacios públicos.
“Claro que falta mucho por hacer, pero es destacable el avance de la paridad de género”, señaló a Xinhua la representante de Naciones Unidas para la Igualdad de Género y Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres).
Igualmente, el mandatario boliviano, Evo Morales, destacó que continuará con su apoyo al sector femenino “En mi experiencia sindical, social o política, de gestión pública las compañeras son más honestas y cuando se comprometen lo hacen con todo y por qué no darles la oportunidad, y vamos a seguir mejorando la participación de la mujer”, reseñó la Agencia Boliviana de Información.
El jefe de Estado puntualizó que en anteriores gobiernos las esposas preparaban almuerzos para que el presidente y vicepresidente conversaran, “lo que sucedía, por ejemplo, con el extinto Hugo Bánzer y Jorge Quiroga”, resaltó.
Ante la búsqueda de la equidad que persigue su partido, agregó que el mismo ya dispuso en funciones de “50% de mujeres y 50% de varones”.
Los derechos políticos de la mujer han sido reconocidos en Bolivia de acuerdo con Domínguez, al resaltar que se ha dado respuesta a los compromisos internacionales adquiridos, incluidos avances hacia la profundización del concepto de democracia paritaria, respondiendo así a los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Según el Observatorio de Género de la Coordinadora de la Mujer de Bolivia, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, la representación femenina supera el 50 por ciento, lo que evidencia paridad democrática e igualdad de género, difunde Xinhua.
En las alcaldías aún no se presenta la equidad, al contar el país suramericano con 339 municipios de los cuales 28 se encuentran dirigidos por mujeres. La mitad de las concejalías a su vez están ocupadas por féminas.
Cómo Bolivia se convirtió en el segundo país del mundo con mayor participación de mujeres en política
La expresidenta de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), María Fernanda Espinosa, calcula que el tiempo que va a llevar lograr equidad en la participación política de la mujer sería de unos 107 años. Pero en medio de ese panorama, destacó a Bolivia como un ejemplo en su última visita en agosto, cuando todavía ejercía el cargo. Y es que según ONU Mujeres, desde la última elección general, es el segundo país (después de Ruanda) con los índices más altos de paridad en el ámbito legislativo. ¿Cómo fue (y es) el camino de Bolivia hacia la paridad democrática?
Como muchas de las cuestiones de la actualidad del país andino, se empiezan a explicar si uno echa un vistazo a la Constitución promulgada en 2009 después de una intensa e histórica Asamblea Constituyente. En este tema también se encuentran pistas allí.
Pero para entender el fenómeno, hay que retroceder unos años. «Antes de la Asamblea, en Bolivia había habitantes que no participaban en la vida pública. No significa que no fueran parte de la política pero no estaban en espacios de decisión del Estado. En la salida del neoliberalismo es como si hubiera habido la emergencia de un nuevo rostro en la vida pública. Y entre esos rostros han aparecido también las mujeres«, relató a RT Lucila Julia Choque, del Observatorio de Paridad Democrática dependiente del Órgano Plurinacional Electoral.
En su relato, la funcionaria repasó la historia de las privatizaciones (en los ’90), la guerra del agua (2000) y la guerra del gas (2003). Y es que para ella fue entonces cuando los sectores postergados (indígenas, sectores informales urbanos y mujeres) tomaron protagonismo al momento de defender sus recursos naturales.
Aparecieron Las Bartolinas (mujeres campesinas) y también las cocaleras. «Yo estaba entonces en la Universidad pública y me pareció interesante porque señoras que hasta entonces tal vez solo vivían en sus casas y nunca habían salido a la vida pública, aparecieron con palos, escobas, con chicotes, con lo que sea y decían ‘¡vamos a defender nuestro gas!‘»
Ya unos años después, poco antes de que asumiera Evo Morales como presidente, «los movimientos pasaron de pedir cuestiones coyunturales a exigir reformas estructurales«. Para Choque, esas fueron las bases ineludibles de lo que luego sería el Estado Plurinacional. Y es justamente en ese mismo instante, en esa misma carta magna, que aparece el enfoque de género. En la citada Constitución aparece —por ejemplo— el lenguaje inclusivo («los» y «las» para cada mención).
«La República de Bolivia adopta para su gobierno la forma democrática participativa, representativa y comunitaria, con equivalencia de condiciones entre hombres y mujeres«, dice en su artículo 11. También, en el 147 establece: «En la elección de asambleístas se garantizará la igual participación de hombres y mujeres«.
De todos modos, fue un poco más adelante que se precisaron estas cuestiones. En el artículo 8 de la Ley 018 (del órgano electoral plurinacional) del año siguiente ya se menciona específicamente la ‘paridad y alternancia‘ obligatoria en la elección de todas las autoridades y en las candidaturas.
También en el artículo 11 de la Ley 26 (de régimen electoral) dice que la democracia intercultural boliviana garantiza la equidad de género y la igualdad de oportunidades entre sexos, y que por eso todas las listas «respetarán la paridad y alternancia de género entre mujeres y hombres«.
De estreno
En las elecciones generales bolivianas de 2014 se estrenó la exigencia por ley de la paridad y alternancia (hasta entonces regía la ley de cuotas).
«Ha sido un reto«, recordó a este medio Sandra Zegarra, del Observatorio de Paridad Democrática. «Se diseñó un sistema para que rechace las candidaturas que no cumplieran con el criterio. Les decía ‘Algo está mal en tu lista'», contó. De ese modo se logró cumplir con la exigencia de la ley en la presentación de listas pero luego llegó la etapa de rutina de verificar la documentación de los candidatos y candidatas.
«El desafío es que sustituyan correctamente las candidaturas después de las inhabilitaciones. En el 2014 no todos los partidos alcanzaron a suplirlas», relató. Aún así, los resultados fueron positivos:
Se ve en la conformación de ambas cámaras nacionales pero también en indicadores departamentales, municipales, etcétera.
Cuando en enero de este año Adriana Salvatierra asumió como presidenta del Senado, la legisladora del Movimiento Al Socialismo (MAS) destacó el rol de las mujeres en la política boliviana.
«De 1825 a 1952 pasaron 152 años para que las mujeres puedan votar (…) Luego se constitucionaliza, por primera vez, los principios de paridad y equidad y esto es lo que hoy nos permite tener una Asamblea Legislativa que tuvo el record del 51 % de participación de mujeres, con lo que somos el segundo país en la región con representación femenina parlamentaria«, destacó Salvatierra.
Violencia política
Pero hay algo más en lo que Bolivia es pionera: en su legislación específica contra la violencia política. Y es que a pesar de los avances, identifican desigualdades de género estructurales que se traducen en obstáculos para el pleno ejercicio de los derechos políticos. Por eso, por ejemplo, cuando se recibe la renuncia de alguna mujer que ocupaba un cargo público, se abre una investigación específica para chequear que no sea producto de violencia política.
La ley se aprobó en 2012. Es la 243 Contra el Acoso y la Violencia Política hacia las Mujeres, una herramienta para ‘prevenir, atender y sancionar los actos de acoso y violencia política, protegiendo a todas las mujeres candidatas, autoridades electas, designadas o que estén en el ejercicio de la función político-pública’.
Con informaciones del El Ciudadano y RT