El Gobierno de Gustavo Petro logra una aprobación exprés de su reforma tributaria en el primer debate
ColombiaEn menos de 12 horas las comisiones económicas de Senado y Cámara le dieron el visto bueno a la primera gran apuesta legislativa de Gustavo Petro
La negociación no fue en el debate en el Congreso. El 6 de octubre, en menos de 12 horas, la reforma tributaria del Gobierno de Gustavo Petro superó el que parecía ser su mayor escollo, la aprobación por las comisiones terceras del Senado y la Cámara, donde no era obvio que tuviera mayorías. Aunque ahora falta que supere las plenarias de las dos cámaras, las mayorías gobiernistas son tan amplias en ellas, y el respaldo en las comisiones tan claro, que la pregunta no es si habrá tributaria sino cuándo. Y la otra duda relevante no es si el Gobierno tiene mayorías en el Congreso sino qué tan grandes y ágiles son.
La negociación de la reforma se dio durante casi dos meses en reuniones y foros previos. El informe de la ponencia que se votó este jueves los narra: la presentación del proyecto que hizo el Gobierno a los miembros de las comisiones el 23 de agosto; un foro de las comisiones terceras el 31 de agosto, con congresistas, académicos, y decenas de cabezas de gremios y asociaciones; el foro empresarial en Cúcuta, en la frontera con Venezuela, del 9 de septiembre; una audiencia pública en Cali, el 23 de ese mismo mes; y seis reuniones de los ponentes a lo largo de agosto, septiembre y hasta este lunes.
Todo eso terminó con ajustes en la ponencia que cedieron a demandas y críticas de algunos sectores, pero que no comprometieron el corazón de la reforma, que es conseguir un recaudo adicional de alrededor del 1.5% del PIB con mayores cargas a sectores extractivos y a las personas más ricas, a la vez que tiene nuevos impuestos que señalan el compromiso del Gobierno con el medio ambiente y la salud pública. “La construcción de esta iniciativa es la respuesta al clamor de justicia tributaria e igualdad social. Sabemos que se debe surtir el debate en las plenarias, pero hemos dado un gran paso hoy”, indicó el ministro de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Ocampo.
Ese recorrido, y el que congresistas hayan presentado centenares de proposiciones, no es inusual. Las reformas tributarias, que en Colombia se han convertido en proyectos casi anuales, son una de las mayores herramientas de transacción entre los congresistas y los Gobiernos, y se han negociado en corredores, salones cerrados o reuniones incluso abiertas, pero previas a los debates legislativos. Cuando llega la votación la suerte ya está echada.
En esta ocasión el Gobierno y los ponentes advirtieron que uno de los ajustes, una sobretasa del 5% del impuesto de renta para las empresas petroleras y carboneas, aplicaba a otras industrias extractivas. La solución no fue cambiarlo durante el debate, sino acordar que se cambiará en las ponencias para las plenarias. El ministro Ocampo lo dejó claro en su intervención una vez se aprobó el texto: “Vamos a eliminar la sobretasa al gas. Ese es un acuerdo que hay con los ponentes. También algunos otros minerales como la cerámica, que también por error quedaron incluidos con esa sobretasa. La sobretasa es, estrictamente hablando, para el petróleo y el carbón. Esos serían temas que tenemos pendientes para el segundo debate, pero ya hay un acuerdo con los ponentes de excluir el gas”.
Esos acuerdos se dan precisamente por la certeza de que la reforma tributaria será una realidad, por la amplitud de las mayorías del Gobierno en el Congreso. La ponencia acordada fue aprobada sin cambio alguno, y con apoyo de congresistas de todo el espectro político. Incluso el histórico partido Conservador, que por un siglo y medio representó a la derecha colombiana, votó a favor, e incluso impulsó varios ajustes, como una sobretasa del 3% al impuesto de renta de las hidroeléctricas o el aumento del 3% al 5% de una sobretasa similar para el sector financiero.
Los opositores buscaron mostrarse, aunque era claro que no tendrían los votos para inquietar al Gobierno a pesar de que las marchas de hace dos semanas contra el Gobierno y la reforma fueron sustanciales, especialmente en Medellín. El uribismo presentó una ponencia alternativa, que defendió en el debate el senador Miguel Uribe y proponía hundir el proyecto. Como era de esperar, no fue aprobada. Uribe argumentó que el tiempo para estudiar la ponencia era insuficiente y propuso votar por separado cada uno de los 96 artículos del proyecto, pero las mayorías se negaron.
Y los congresistas de Cambio Radical, el partido de centroderecha que encabeza el exvicepresidente Germán Vargas Lleras, se salieron del recinto y enviaron un comunicado de prensa que dejó claro su rechazo a la reforma. “Cambio Radical no apoya la actual reforma tributaria porque genera más inflación y desempleo, no incentiva el crecimiento económico y destruye el aparato productivo de Colombia” dice el comunicado. “Como partido presentamos unas propuestas y ninguna fue tenida en cuenta por el Ministro de Hacienda”.
El Ministerio sí tuvo en cuenta otras propuestas, y probablemente incorpore más en lo que resta del camino del proyecto. Pero mientras solo queden en la oposición el Centro Democrático y Cambio Radical, solo 24 de los 108 senadores y 44 de los 187 representantes partirán como votos en contra de la reforma tributaria. Todo indica que el alza de impuestos para los más ricos será una realidad antes de Navidad, cuando han sido aprobadas las reformas de los últimos Gobiernos.
EL PAÍS