El Gobierno de Colombia y el ELN acuerdan liberar secuestrados e incorporar a Brasil, México y Chile a la negociación
ColombiaLas partes coinciden también en pedir a Estados Unidos, así como a España, Suecia, Suiza, y Alemania, que acompañen el proceso de paz
En solo cuatro días encerrados en un hotel de Caracas, el Gobierno de Colombia y el ELN han acordado incorporar a Brasil, México y Chile como países garantes del proceso y pedir a Estados Unidos que acompañe la negociación de paz. El visto bueno de Washington supondría un espaldarazo a la discusión que se está celebrando en Venezuela, y de paso significaría un nuevo acercamiento, aunque sea indirecto, entre los presidentes Joe Biden y Nicolás Maduro.
Las partes —según un comunicado leído por el general Carlos Martínez, que ejerce como mediador— también pedirán a España, Suecia, Suiza y Alemania que acompañen la negociación. Eso quiere decir que puede haber delegados de esos países que puedan intervenir en la discusión y ofrecer ayuda. Ahora mismo Noruega, Cuba, Venezuela y la Iglesia Católica son los garantes oficiales y los que tienen más peso.
El tercer punto acordado es llegar a “alivios humanitarios”, lo que en la práctica supone liberar secuestrados y excarcelar a guerrilleros. Hasta ahora esto se ha llevado a cabo con absoluta discreción. El Gobierno ha sacado de prisión a tres exguerrilleros del ELN, uno de ellos involucrado en un atentado en un centro comercial de Bogotá, que se han incorporado directamente en la mesa de negociación. La Fiscalía Nacional, a petición de Petro, ha retirado la orden de busca y captura contra 17 dirigentes de la guerrilla. A la vez, sin hacer mucho ruido y sin apenas publicidad, el grupo armado ha liberado a varias personas que mantenía retenidas en campamentos en la selva.
España tendrá un papel mucho más discreto de lo que pretendía su presidente, Pedro Sánchez. El socialista mantiene una muy buena relación con Petro, al que apoyó cuando era candidato y no contaba todavía con muchas adhesiones en el mundo. En una visita a Bogotá en agosto, Sánchez le pidió al nuevo presidente que incorporase Madrid como uno de los lugares en los que se podría discutir el desarme de la última guerrilla de Latinoamérica. Sin embargo, que España apoyase incluir al ELN en la lista de organizaciones terroristas de la UE ha dificultado su ingreso como país garante. En cambio, sí se ha reservado un papel más relevante para Biden, si es que acepta.
Los acuerdos se ejecutarán de inmediato, según había explicado el alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda. En cuanto se esté de acuerdo en algo, se aplicará. El miedo en este tipo de proceso es que la discusión se alargue y se tarden años en llevar a cabo lo acordado. Eso no va a pasar en esta mesa. Hay varios negociadores que tienen mucha experiencia en procesos anteriores, como el senador Iván Cepeda o el canciller Álvaro Leyva. Conocen todas las trampas y los escollos que pueden ralentizar una negociación como esta, por lo que les obsesiona ofrecer resultados concretos e inmediatos. La paz está en juego.
El general Martínez subrayó que las discusiones se están celebrando en medio de un ambiente de confianza y optimismo. Al frente de los negociadores del Gobierno está Otty Patiño, un exguerrillero del M-19, el grupo armado en el que militó Petro. A su lado tiene a José Félix Lafaurie, presidentes de los ganaderos y representante del ala más derechista de Colombia. Ha sido la forma que ha ideado Petro para incorporar a la mesa de negociación a una parte del país que desconfía de los acuerdos de paz con las guerrillas y que hasta ahora ni siquiera reconocía la disolución de las FARC. Por los pasillos del hotel Humboldt, donde se lleva a cabo el diálogo, se ha visto charlar animadamente a Lafaurie con el jefe de negociadores del ELN, Pablo Beltrán. Una imagen insólita.
El ELN lleva más de 60 años en la lucha armada. Seis presidentes antes que Petro negociaron con la organización sin mucho éxito. En el Gobierno se confía en que esta vez sea la definitiva. Que en el poder haya un presidente y una vicepresidenta de izquierdas facilita el entendimiento. Los dirigentes de la guerrilla aseguran que en Colombia se está produciendo un cambio tras la victoria de Petro del que ellos quieren formar parte. Los primeros acuerdos básicos ya se han alcanzado, ahora falta discutir asuntos de más profundidad, como la entrega de armas. Eso llevará bastante más tiempo.
EL PAÍS