Cacerolas, paro nacional y protestas contra la reforma a las pensiones aprobada en Argentina
NoticiasHace tres meses el presidente de Argentina, Mauricio Macri, estaba celebrando una victoria electoral cómoda e inédita. Ahora, sin embargo, pasa por el momento más complicado de su mandato, que cumple 2 años.
La reforma previsional con la que el mandatario busca cambiar la fórmula con que se calcula el monto que reciben los jubilados es vista por la oposición como un recorte drástico a los menos favorecidos.
Tras 12 horas de debate y dos jornadas de protestas y polémica, la reforma se aprobó en la mañana del martes. Ahora se viene el debate de otra reforma impopular, la tributaria.
La reforma había sido aprobada por el Senado y el jueves pasado estaba previsto que se debatiera la Cámara de Diputados, pero la violencia fuera y dentro del Congreso impidió iniciar la sesión.
Y aunque finalmente la ley se aprobó por 127 votos a favor, 117 en contra y dos abstenciones, la jornada del lunes también estuvo marcada por la violencia, la represión y la polémica.
Jornada de tensión
Durante la mañana del lunes una pacífica protesta de decenas de miles de personas se tomó el centro de Buenos Aires para protestar contra la reforma.
Pero hacia la mitad de la tarde, los enfrentamientos entre fuerzas de seguridad y manifestantes despejaron la protesta y convirtieron la Plaza del Congreso en un campo de batalla.
Según cifras de la Ciudad, 74 ciudadanos y 88 policías resultaron heridos, mientras que 61 manifestantes fueron detenidos.
De un lado lanzaban gases lacrimógenos y perdigones; del otro morteros y piedras.
Tanto el jueves pasado como este lunes, organizaciones de derechos humanos denunciaron abuso de la fuerza y represión excesiva, sobre todo después de que se divulgó el video de una mujer que fue maltratada sin haber sido parte de los disturbios.
Luego, por la noche, los clásicos cacerolazos se tomaron varios barrios de la capital argentina, con decenas de personas en esquinas protestando de manera simbólica, la mayoría en contra de la ley.
Todo esto se dio en medio del segundo paro nacional que los sindicatos convocan en contra de Mauricio Macri: comercios cerrados, trasportes y bancos parcialmente fuera de servicio y decenas de miles de pasajeros varados en aeropuertos de todo el mundo sin poder entrar al país.
Aunque las centrales sindicales llamaron al paro, hubo ramas que no se adhirieron, en una muestra de división en el sector, así como de molestia ante los percances que genera un paro.
Qué es lo polémico
Argentina cuenta con una importante red de asistencia que, sin embargo, constituye una carga significativa para el Estado.
El gobierno espera ahorrar US$3.500 millones con la previsional, que es parte de un paquete de reformas -«ajuste», en palabras de la oposición- que buscan acondicionar la economía para las inversiones extranjeras, el crecimiento económico y la reducción del déficit fiscal.
En un país con una inflación del 20% anual según cifras oficiales, los ajustes que se hacen a los sueldos y jubilaciones suelen ser motivo de constantes peleas entre el poder Ejecutivo y los gremios, sindicatos y partidos de izquierda.
Esa pelea parece haberse recrudecido esta vez por dos razones.
Una, porque al mando del Ejecutivo está un exempresario conservador no peronista que tiene como prioridad reducir el gasto público y es visto por una parte de la población -y de la oposición- con desconfianza, temor y aversión.
Dos, porque se trata de una reforma que puede afectar a una población sensible que hasta ahora era intocable en los ajustes presupuestales argentinos: los jubilados.
Lo que busca la ley es cambiar la fórmula con que se fijan, cada tres meses, los aumentos que reciben las pensiones.
En un complejo debate sobre presupuestos, porcentajes y asignaciones, el oficialismo dice que la reforma no afecta a los jubilados, sino que los beneficia, debido a que la nueva fórmula tiene como principal factor el aumento de la inflación.
Pero en la oposición dicen que es un golpe directo a una de las poblaciones más vulnerables de una sociedad y que se busca intervenir un sistema de jubilaciones implantado durante el gobierno anterior de Cristina Kirchner y acabar con la red de asistencia de la que dependen millones de argentinos.
Todos los diciembres son calientes en Buenos Aires: llegan el verano y la humedad, aumenta la inflación, la plata ya no alcanza, comienzan las negociaciones salariales y se masifican las protestas, que suelen coincidir con una apretada agenda legislativa.
Algunos recuerdan el diciembre de 2001, cuando protestas similares dejaron varios muertos y se desencadenó una crisis política, social y económica que cambió al país desde entonces.
«Ellos (la oposición) quieren su diciembre pero no lo van a tener«, dijeron en el oficialismo este lunes.
De hecho, uno de los cánticos que se escuchaban el lunes decía «Macri, Macri, Macri, te vas a ir volando como De la Rúa», en referencia al presidente Fernando de la Rúa, que renunció en 2001 y salió en helicóptero de la Casa Rosada.
Falta 13 días para que termine diciembre y el presidente ya anunció sesiones extraordinarias. La tributaria puede ser un nuevo quilombo para Macri.
BBC Mundo/Daniel Pardo