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La Asamblea Constituyente de Chile se perfila lejos de los polos radicales que temían algunos inversionistas, ya que una izquierda dividida aumenta las probabilidades de que los candidatos de posturas más extremas sean marginados de la elaboración de la carta magna.

Los partidos más abiertos a cambiar las reglas económicas de la nación no lograron unirse detrás de una misma lista de candidatos para formar el órgano que redactará la Constitución. En cambio, los aspirantes de centroderecha que se oponen a modificaciones profundas han hecho precisamente eso, según el listado final de candidatos publicado el sábado por el Servicio Electoral, creando una vía para obtener más de un tercio de los escaños y, con ello, el poder para bloquear reformas importantes.

Los chilenos acudirán a las urnas el 11 de abril para elegir al órgano de 155 miembros que redactará la nueva Constitución. Los inversionistas esperan que la asamblea mantenga los pilares económicos que le han otorgado a la nación la mejor calificación crediticia entre los países latinoamericanos. Muchos ciudadanos, en cambio, opinan que esas reglas no hacen más que aumentar las desigualdades y exigen mejores servicios públicos, desde salud hasta pensiones.

“Lo más probable es que la derecha obtenga un 40% de los convencionales y la centro izquierda tradicional, una cifra similar”, dijo Mauricio Morales, profesor de ciencias políticas de la Universidad de Talca. “Necesariamente la nueva Constitución será fruto de un acuerdo entre los moderados”.

“Asegurados”

El órgano que redactará la Constitución en el transcurso de un año estará integrado por miembros de elección popular, tendrá paridad de género y reservará 17 escaños para los pueblos originarios. Para ser incluido en la carta magna, cada artículo deberá ser aprobado por dos tercios de los miembros, lo que creará la necesidad de consensos.

Los representantes de la asamblea serán elegidos a través del método conocido como D’Hondt, bajo el cual, los ciudadanos votarán por candidatos específicos que integran listas más amplias en cada distrito.

Los funcionarios electorales posteriormente contarán el número total de votos que reciba cada lista y luego dividirán los escaños proporcionalmente. El número de escaños en cada distrito depende de su población.

“El sistema D’Hondt premia cuando alineas las fuerzas y castiga cuando se fragmenta”, señaló Rodrigo Arellano, vicedecano de la Escuela de Gobierno de Universidad del Desarrollo. “Si quieres que tus principios estén representados, necesitas un tercio, la centro derecha lo tiene asegurado”.

Oferta y demanda

En octubre pasado, casi el 80% de los chilenos votó a favor de cambiar la actual Constitución, que se implementó durante la dictadura de Augusto Pinochet. El presidente Sebastián Piñera convocó el plebiscito para apaciguar a los manifestantes que provocaron los mayores disturbios en una generación.

Lo que inicialmente comenzó como manifestaciones contra un alza de las tarifas del metro, se convirtió en un movimiento a gran escala que sacudió a los inversionistas y a la clase política del país. Aunque la pandemia ha reducido el número de manifestaciones masivas, continúan estallando protestas esporádicas en Santiago, la capital del país, y en otras regiones.

Se espera que la convención debata temas candentes desde los derechos de agua hasta la propiedad privada y los servicios públicos. Para los economistas, esas discusiones dejan la puerta abierta a un mayor gasto público y al aumento de la deuda. Según los propios cálculos del Gobierno, la deuda bruta aumentará de 34,9% del PIB este año a 42,9% en 2024.

A pesar de la persistente agitación social, el resultado probable de la Asamblea Constituyente será una carta relativamente corta que deje los temas más controvertidos para ser abordados por el Congreso de la nación más adelante, según Kenneth Bunker, analista político y fundador del sitio web de pronósticos electorales Tresquintos.cl.

“Las personas tienden a confundir la demanda por renovación política con la oferta”, señaló Bunker. “La oferta de renovación es bastante baja. Los candidatos realmente competitivos que tenemos hoy representan mucho de lo mismo que ya existe”.

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